Villancico de la añoranza pasional

Manuel Lozano Garrido
Cruzada nº12, noviembre-diciembre 1952
La luna, en el cielo,
bruñe a los luceros
de plata. Cabellos
de nácar, el viento
peina en el romero.

Y en el río lento
ruedan sonajeros.
Belén, tiene un dejo
de cristal. Su seno
dio vida al Recuerdo.
Pastores, cantad,
que el Rey de los Reyes
ha nacido ya.
Alba, noche y día
los ángeles miman
al Niño. María,
con los ojos hila
gozos y sonrisas.

José, en la sencilla
madurez florida
del nardo suavizan
las bestias su línea.
Y el heno orifica
luminarias mínimas
alba, noche y día.
Ángeles, callad,
que el Niño dormido
se va a despertar.
-Jesús, ¿un suspiro?
-Madre, es un divino
dolor por desvíos.
-Hijo ¿tienes frío?
-Frío estremecido
de ausencia es el mío.
–Tus ojos, mi Niño,
¿de qué están transidos?
–De amor infinito
no correspondido.
-¡Ay de tu destino,
mi capullo níveo!
-¡Ay de mi bendito
sendero de lirios!
Luceros, llorad,
que al Verbo Divino
crucificarán.
Estimado lector, puedes conocer mejor al beato Manuel Lozano desde:

 
¿Por qué publico este blog?