[La Capilla de San José, en la toledana calle de Nuñez de Arce, custodia dos cuadros originales de El Greco. El primer documento relacionado con la decoración pictórica y la ejecución de la arquitectura de los retablos de la Capilla se remonta al 9 de noviembre de 1597. Se trata de un lienzo central del retablo mayor San José con el Niño. Un poco más arriba, también en el altar mayor, La Coronación de la Virgen.

La capilla, y esto fue una gran novedad, se dedicó a San José cuyo culto, desconocido hasta entonces, empezaba a florecer en el siglo XVI, fomentado, en gran parte, por la Santa de Ávila quien había dedicado ya al padre putativo de Jesús su primera fundación (monasterio reformado de San José de Ávila, en 1563). A la influencia de la Santa que fundaba un Carmelo en Toledo se cree que se debe la elección de santo patrón para la capilla viniendo a ser la primera iglesia o capilla dedicada originalmente al santo en toda la Cristiandad (Manuel B. Cossío).

En este Carmelo donde san Juan de la Cruz será agasajado, en su huída por las calles de Toledo, con unas peras con canela por las religiosas que escucharían embelesadas los famosos poemas escritos en la cárcel de los padres carmelitas]

JOSÉ DE VALDIVIESO (Toledo, 1565-Madrid, 1638) fue un afamado sacerdote y capellán de grandes personajes toledanos, como el arzobispo Bernardo de Sandoval y Rojas o el cardenal infante don Fernando de Austria. Tuvo a su cargo asimismo el rito mozárabe en la catedral primada de Toledo. Fue protegido por Felipe III, quien alentó la preparación de algunas de sus obras. En 1609 se trasladó a Madrid, donde fue censor de libros. Fue un gran amigo de Miguel de Cervantes y sobre todo de Lope de Vega, a quien asistió a la hora de la muerte, según la Fama póstuma de Juan Pérez de Montalbán.

Como poeta su obra es casi toda religiosa y la obra principal es su Romancero espiritual del Santísimo Sacramento (Toledo, 1612). Es una colección de poemas en que se adaptan los cantares infantiles y villancicos a los temas eucarísticos. Compuso también el poema heroico Sagrario de Toledo. Como autor dramático se le debe el libro Doce autos sacramentales y dos comedias divinas (Toledo, 1622), en la que los autos sacramentales destacan más que las obras extensas y no en vano se le considera el precursor de Pedro Calderón de la Barca en otorgar a los autos dimensión alegórica y conceptual. Son particularmente conocidos El hospital de los locos, El villano en su rincón, Psiquis y Cupido, El hijo pródigo, El peregrino, La serrana de Plasencia y La amistad en el peligro.

Pero la obra por la que le traemos en las vísperas de la fiesta del santo patriarca San José y que tuvo más éxito en su época fue sin duda el extenso poema narrativo Vida, excelencias y muerte del gloriosísimo patriarca San José (Toledo, 1604), composición llevada a cabo por encargo del prior de Guadalupe. En 24 cantos (2.264 octavas reales y 18.112 versos endecasílabos), es la más vasta obra literaria escrita sobre el Santo, y la fuente de gran parte de la literatura castellana sobre el tema del siglo XVII.

Canals en su libro San José, Patriarca del Pueblo de Dios (segunda edición, noviembre de 1994, página 376-378) reproduce un poema incluido en su Romancero espiritual que canta la grandeza y primacía de José. Apunta el Dr. Canals: “No deje de advertir el lector, en el Romance que insertamos, las palabras audaces y sutiles con que afirma que los dos virginales esposos vivieron transformados, él en ella, y ella en él”.

 

ROMANCE DE SAN JOSEF,

DESCUBIERTO EL SANTÍSIMO SACRAMENTO.

Serafines abrasados, decidme, si lo sabéis,

¿Qué tanto puede en la corte

Con Sus Altezas Josef?

Si a la que es mujer mejor:

Da Dios el que mejor es,

Y vivieron trasformados

Él en ella y ella en él;

Si vosotros sois vasallos

Que besáis sus blancos pies,

Por vuestra Reina adorando

La que él tiene por mujer;

Si Dios lo que no es Dios cría

Y él crió lo que Dios es,

Y fue criador del Criador,

Serafines, ¿qué diréis?

 

Que es el mayor Santo

Menor que Josef;

Pues sirvieron todos

Al que mandó él.

 

Si cuando al Niño-Dios hiere

El cuchillo de la ley,

Le hieren el corazón,

Porque su corazón es;

Si huyendo con Él a Egipto,

Mártir en el alma fue,

Padeciendo en el camino

El dolor de todos tres;

Si cuando se perdió el Niño

(Que no se pudo perder),

Perdió a Dios, que aunque sin culpa,

Fue un infierno para él;

Si tuvo por hijo a Dios,

Ya que Dios no pudo ser,

Deste Vicediós, decid,

El concepto que tenéis.

 

Que es el mayor Santo

Menor que Josef;

Pues sirvieron todos

Al que mandó él.

 

Si saben Dios y su Madre

Que si no fuera por él

Más de alguna vez los dos

Se quedaran sin comer;

Si encerró el pan que la Iglesia

Cubre, y descubre la fe,

Para remedio del mundo,

Mejor que el otro Josef;

Si fue el primero de todos,

Que en la mesa de Belén,

Después de su Esposa Virgen,

Se desayunó con él;

Si fue Dios su pan casero,

Pues pan de su casa fue,

¿Qué tan gran Santo os parece?

Serafines, responded.

 

Que es el mayor Santo

Menor que Josef;

Pues sirvieron todos

Al que mandó él.

 

Si gozó alegre y dichoso

De su boca de clavel

Besos que aún al mismo Dios

Hacen de amores arder;

Si el bocado de la boca

Se quitó más de una vez,

Y porque Dios le comiese

Él lo dejó de comer;

Si dicen que va seguro

Quien tiene el hijo juez,

Cuando Dios venga a juzgar

¿Qué tanto lo irá Josef?

Decid, Serafines bellos,

Si es dueño y padre del Rey

Y le guardó para todos,

Pudiendo alzarse con él;

 

Que es el mayor Santo

Menor que Josef;

Pues sirvieron todos

Al que mandó él.