Para el progresismo la curia es responsable indirecta de lo que pasa en la calle. En unas reciente movilización le ha reprochado su supuesto silencio ante, por ejemplo, la tragedia de los desahucios. Poco importa que en octubre de 2012 la comisión plenaria de los obispos reclamara medidas para evitar que ninguna familia quedara en la calle por el devastador efecto mixto de la burbuja inmobiliaria y la voracidad bancaria. Eso no cuenta. Lo que cuenta es contar la historia tergiversada para equiparar al río Jordán con el Banco de Santander, el novio rico de la novia del mar. Imagino no obstante que, consumado el desastre, la progresía busca acomodo a los desahuciados y les ofrece comida gratuita en la casa del pueblo. Ah, no, eso lo hace la Iglesia que tiene la manía de considerar a los hombres hermanos en vez de camaradas.