Ahora resulta que el acto de contrición es un arma de destrucción masiva y el Padrenuestro una oración subversiva bolchevique, como acredita la alusión al pan, que es siempre el pretexto que utiliza el pueblo para argumentar la revolución. Lo que explica que el ejército norteamericano instruya a sus muchachos sobre los peligros que encierran el catolicismo, a cuyos fieles considera extremistas peligrosos, en lo que se nota que el Pentágono, salvo que otorgue a los jubilados rango de ex combatientes, no ha ido nunca a misa de nueve.
Los mandos consultados dicen que en este caso las cosas no son como las cuenta la tropa, pero lo cierto es que la administración Obama tiene a la Iglesia católica entre ojo y ojo. Debe de creer que si se deja influenciar por las bienaventuranzas el norteamericano medio sustituirá el día de acción de gracias por los maitines y los paseos por Central Park por la oración en el Huerto. Si así fuera no pasaría nada, pero el ejército equipara a los católicos con el Tea Party con la intención de aplicar el café para todos a un prejuicio.