Jamás pensé que pudiera ser verdad. Pero la respuesta de la mística austríaca María Simma (1915-2004) a su entrevistador, el suizo Nicholas María Eltz, es cuanto menos desalentadora para los grandes pecadores; o sea, para el común de los mortales.
 
Recordemos que María Simma fue un alma víctima por las ánimas del Purgatorio y que tuvo numerosas experiencias místicas con aquéllas a lo largo de su sacrificada existencia; vivencias, muchas de ellas, corroboradas por su director espiritual, el padre Alfonso Matt, e incluso por el obispo de su diócesis, Bruno Wechner.

Nicholas
, Nicky para quienes le conocen, verdadero apasionado de las apariciones de Medjugorje, preguntó a su interlocutora si existían señales que indicaran que alguien se había ido directo al Cielo.
María Simma debió torcer el gesto, a juzgar por su respuesta:

-Probablemente –asintió ella-, pero las señales no siempre nos revelan todo… Hasta los grandes santos –como yo y varios millones de personas llamaríamos al Padre Pío- murieron también en paz y hasta felices; pero aun habiendo experimentado una muerte en paz, también el Padre Pío debió estar un tiempo corto en el Purgatorio…

¿Comprende ahora el lector las razones para estar descorazonado? Dicen que la esperanza es lo último que se pierde; sólo resta confiar así en la Infinita Misericordia del Señor, cuyos misterios son siempre insondables.
 
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