Si en su día ya hablamos del principal de los símbolos que identifica al Vaticano, como a cualquier otro país, de la escena internacional, su bandera (), toca hoy referirse al segundo de sus símbolos nacionales, el himno... que el Vaticano, como cualquier otro país del mundo, tiene también su himno.
El actual himno de la Santa Sede es la llamada Marccia Pontificia, Marcha Pontificia en español. Como cualquier otro himno, se toca para acompañar la presencia del Jefe del Estado, que en el Vaticano es el Papa, o la de alguno de sus representantes, tales como el Nuncio papal, embajador, como se sabe, de la Santa Sede en aquellos países en los que ésta tiene representación diplomática. Cuando se iza la bandera sólo se tocan las ocho primeras líneas.
La música fue compuesta por Charles Gounod en 1869, para celebrar los 50 años de la ordenación como sacerdote del Papa Pío IX, registrando gran aceptación popular. El 6 de octubre de 1949, otro Pío, esta vez Pío XII, lo declara Himno de la Ciudad del Vaticano. La primera vez que la Marccia Pontificia fue tocada como himno vaticano fue el 24 de diciembre de 1949.
En cuanto a la letra, fue escrita por Antonio Allegra (19051969), organista de la Basílica de San Pedro, para ser cantada en italiano, y reza así:
“Roma immortale di Martiri e di Santi. Roma immortale accogli i nostri canti: Gloria nei cieli a Dio nostro Signore, Pace ai Fedeli, di Cristo nell´amore.
A Te veniamo, Angelico Pastore, In Te vediamo il mite Redentore, Erede Santo di vera e santa Fede; Conforto e vanto a chi combatte e crede.
Non prevarranno la forza ed il terrore, ma regneranno la Verità, l´Amore”.
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“Roma inmortal de mártires y de santos. Roma inmortal acoge nuestros cantos: Gloria en el cielo a Dios nuestro Señor, Paz a los fieles a Cristo en el amor.
A ti venimos, Angélico Pastor, en Ti vemos el apacible redentor, heredero santo de verdadera y santa fe, alivio y prez de quien combate y cree.
No prevalecerán la fuerza y el terror, y reinarán la verdad y el amor”.
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En 1991, Raffaello Lavagna la transcribió al latín para coro de cuatro voces sobre un arreglo de Alberico Vitalini.
La Marccia Pontificia reemplaza como himno vaticano a la Gran Marccia Trionfale, Gran Marcha Triunfal, escrita en 1857 por el austríaco Viktorin o Vittorino Hallmayr (18311872), director de la banda del 47º Regimiento de infantería de línea austríaco, acuartelado en los Estados Pontificios.
La Gran Marccia Trionfale fue estrenada el 9 de junio de 1857 para celebrar la entrada de Pío IX en Bolonia –téngase en cuenta que sólo tres años después, Bolonia abandonaba los Estados Pontificios y se unía al incipiente estado italiano ()-. De estilo alegre y valseado, su última interpretación oficial tiene lugar en la Nochebuena de 1949, después de 92 años de ser el himno de la Santa Sede, en el mismo acto en el que se toca por primera vez la Marccia Pontificia como nuevo himno.
Hablar de un himno vaticano propiamente dicho antes de la Gran Marccia Trionfale no es fácil, pues tal idea de los himnos nacionales no se halla aún generalizada, y las marchas pertenecen más bien a cada batallón y a cada unidad, pero si alguna melodía puede reunir dicha condición, tal vez sea la llamada “Noi vogliam Dio, Vergine Maria”, “Queremos a Dios, Virgen María”, himno mariano como el propio título indica, procedente de la tradición italiana, de autor desconocido , y de letra en italiano, aunque con varios elementos del dialecto romano.
La letra reza como sigue:
Noi vogliam Dio, Vergin Maria,
benigna ascolta il nostro dir.
Noi t’invochiamo, o Madre pia,
dei figli tuoi compi il desir.
Deh benedici, o Madre,
al grido della fe’. Noi vogliam Dio, ch’è nostro Padre.
Noi vogliam Dio, ch’è nostro Re.
Noi vogliam Dio, ch’è nostro Padre.
Noi vogliam Dio, ch’è nostro Re.
Noi vogliam Dio nelle famiglie dei nostri cari
in mezzo al cor. Sian puri i figli, caste le figlie,
tutti c’infiammi di Dio l’amor.
Deh benedici, o Madre,
al grido della fe’. Noi vogliam Dio, ch’è nostro Padre.
Noi vogliam Dio, ch’è nostro Re.
Noi vogliam Dio, ch’è nostro Padre.
Noi vogliam Dio, ch’è nostro Re.
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Queremos a Dios, Virgen María,
benigna escucha nuestro grito.
Te invocamos o Madre pía
de tus hijos cumple el deseo
De los benditos, Oh Madre
al grito de la fe. Queremos a Dios que es nuestro Padre,
Queremos a Dios que es nuestro Rey.
Queremos a Dios que es nuestro Padre.
Queremos a Dios que es nuestro Rey.
Queremos a Dios en las familias de nuestros queridos
en medio al corazón. Sean puros los hijos, castas las hijas,
todo inflamado del amor de Dios.
De los benditos, Oh Madre
al grito de la fe Queremos a Dios que es nuestro Padre.
Queremos a Dios que es nuestro Rey.
Queremos a Dios que es nuestro Padre.
Queremos a Dios que es nuestro Rey.
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©L.A.
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