Probablemente, sí, pero por desconocer que en la segunda carta a Timoteo el de Tarso le pide que le traiga el abrigo que se había dejado en casa de Carpo, de lo que se deduce que o era un enamorado de la moda retro o no tenía un dracma para invertir en manga larga. La ideología, queda claro, es el lugar común de la razón, según la cual unos zapatos lustrosos esconden la huella de un cacique y un alzacuello el gaznate de un intolerante. Para que el mundo cambie de opinión Francisco propone que la Iglesia no sea la llave maestra sino la puerta abierta desde la que se divisa a Dios.