Uno por si solo…, es imposible que pueda alcanzar la vida eterna. A estos efectos el Señor ya nos dejó dicho: “Para los hombres, es imposible, más para Dios todo es posible”. (Mt 19,26). Con lo cual el Señor nos dejó bien claro, que sin la ayuda divina, sin las gracias, ayudas, favores o dones que Dios nos regala, es imposible alcanzar la vida eterna

Para alcanzar esta vida eterna a la que aspiramos, hemos de cumplimentar los mandatos divinos, pero sin la ayuda del Señor es imposible cumplimentarlos. Así nos lo expresó el Señor por medio del evangelio de San Juan, en el cual podemos leer: “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. (Jn 15,9-10).

            No cabe una salvación con el cumplimiento estricto de los mandatos divinos, porque ellos no pueden ser cumplimentados, si no permanecemos en el amor a Dios. Es por ello que el Señor nos dice que es fundamental permanecer en su amor, como Él permanece en el amor al Padre. El Cristianismo es una doctrina de amor, y si no hay amor, es imposible seguir esta doctrina. La obtención de la gracia divina, es esencial para poder cumplimentar los mandamientos, sin ella no le es posible al hombre vencer las tentaciones e impedimentos que su mayor enemigo, el demonio le crea constantemente.

            Porque ya nos dejó dicho el Señor: “Yo soy la vid. Vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada”. (Jn 15,5). Un anónimo fraile cartujo escribía: “Nefasta seria la ilusión de los que creyeran poder elevarse por sus propios esfuerzos a esta vida superior a la cual somos invitados en el orden sobrenatural. Es cierto que debemos realizar esfuerzos, más es la gracia quien los provoca, es ella también quien los acompaña y sostiene, es ella quien los corona”. Nunca fiados en nuestra nefasta soberbia, debemos confiar solo en nuestras escasas fuerza, porque si así lo hacemos seremos presa fácil de satanás.

Por otro lado, tengamos en cuenta que cuanto menos confiemos en nosotros mismos, más humildad demostramos y con más interés nos dará el Señor las ayudas que necesitamos. El Catecismo de la Iglesia católica en su parágrafo 1996 nos dice que: “Nuestra justificación es obra de la gracia de Dios. La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios, hijos adoptivos, partícipes de la naturaleza divina, de la vida eterna”.

            Hasta aquí, hemos hablado de las gracias divinas en términos genéricos, pero estas son de diversas clases y con distintos cometidos. Para el cristiano de a píe, con fe de carbonero, sobre estos temas no suele profundizar, piensa que estas son más bien cuestiones de teólogos y de quienes están metidos en esos berenjenales. Bien, en cierto modo como no soy teólogo, aunque haya quien pueda pensar lo contrario, yo también pienso en parte así con fe de carbonero, pero reconozco que es bueno tener un cierto grado de conocimientos.

 Hace unos años, unos amigos alemanes protestantes, me expusieron sus conocimientos de las tesis protestantes y del no funcionamiento de las gracias divinas, pues ellos creen en su existencia, pero no en el funcionamiento de ella y en algunos casos, sus ideas se acercan mucho a los extinguidos pelagianos. Bueno, salí del apuro como pude y me prometí, que nadie me iba a coger de sorpresa de nuevo.

            Por ello, estudié a fondo el tema y fruto de este estudio fue la realización de un cuadro, que adjunto y que me ha ayudado mucho

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GRACIAS DIVINAS

CLASES Y EFECTOS

NATURALEZA

CONCEPTOS DERIVADOS

+Gracia increada

 (La inhabitación de las divinas personas en el alma justificada recibe en teología el nombre de gracia increada y acompaña siempre a la gracia santificante, siendo absolutamente imposible sin ella)

+Inhabitación de la Santísima Trinidad                                                                                                 

+Presencia personal o hipostática

+Presencia eucarística

+Presencia de visión

+Presencia de inmensidad

+Presencia de inhabitacion

                                                                                                  

 

 

 

 

+Gracia santificante, habitual o creada

(Don divino, infundido por Dios en nuestra alma, que nos da una participación física y formal de la misma naturaleza divina, haciéndonos semejantes a Él en su propia razón de deidad).

+Nos hace hijos adoptivos de Dios.

+Nos hace herederos de Dios.

+Nos hace hermanos de Cristo.

+Nos da la vida sobrenatural.

+Nos une íntimamente a Dios.

+Nos hace templos vivos de la Santísima Trinidad.

+No es inmediatamente operativa. Se nos da en el orden del ser, no en el de la operación. La gracia no obra, no hace nada por sí misma. Nos da la vida sobrenatural, pero no la operación sobrenatural.

+Virtudes sobrenaturales o infusas

 

 

 

 

+Gracia actual

(auxilio sobrenatural, interior y transitorio, con el que Dios ilumina nuestro entendimiento y fortalece nuestra voluntad para realizar actos sobrenaturales, procedentes de las virtudes infusas o de los dones del Espíritu Santo) 

+Gracia operante y  cooperante

+Gracia excitante y adyuvante

+Gracia preveniente concomitante y subsiguiente

+Gracia interna y externa

+Gracia suficiente y eficaz                                                                                 

+La gracia actual, es un acto fugaz y transitorio, no un hábito permanente, como la gracia santificante, las virtudes y los dones.                                                                  

                                                                                                   

 

 

 

 

+Otras clases de gracia actual.

+Gracia de privación.

+Gracia de última hora.

+Gracia de estado.

 

 

 

 

 

 

            Como puede comprender el lector, desarrollar el contenido de este cuadro, es escribir un tratado sobre la gracia, pero si conviene que retengamos algo esencial y es que hay básicamente tres clases de gracias. La gracia increada, que se obtiene en el Bautismo y que nos abre las puertas del recibimiento de las demás gracias. La gracia creada o santificante, que nos hace hijos adoptivos de Dios y herederos de su gloria. Esta gracia no obra inmediatamente a diferencia de la tercera clase de gracia que es la gracia actual, que es una gracia operante, con una actuación en actos concretos. Es una gracia transitoria y no un hábito permanente en nuestra alma, como lo es la gracia creada o santificante.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

            Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

            La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

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