Leo que un estudio científico realizado sobre las reliquias de San Ambrosio ha concluido que, en efecto, se trata de ¡las reliquias de San Ambrosio!
Las reliquias de san Ambrosio (que por cierto, era de Tréveris, en la actual Alemania) se encuentran en Milán, la ciudad de la que fue obispo y están flanqueadas por las reliquias de los santos Gervasio y Protasio, que el mismo san Ambrosio situó en la que hoy es la basílica que lleva su nombre en 386 d.C.
El estudio apunta aún más allá y señala que el rostro de San Ambrosio es fiel al que fue el verdadero rostro de San Ambrosio.
Y además los científicos han estudiado las reliquias de los dos jóvenes mártires, los hermanos Gervasio y Protasio, que flanquean al padre de la Iglesia... y resulta que han concluido que se trata de restos, efectivamente, de dos hermanos.
No es que hubiera pasado nada si hubiera resultado que las reliquias no correspondían con las de las personas a las que se atribuyen. Se me ocurren mil y una maneras en las que las reliquias de un santo puedan haber sido sustituidas por restos de otra persona a lo largo de catorce siglos y nuestra fe no descansa en la autenticidad o no de esas o cualesquiera otras reliquias. Pero resulta bonito descubrir que en este caso las reliquias son verdaderas y, sobre todo, me hace pensar en la atención y cuidado con la que los cristianos que guardaron las reliquias de sus mártires y santos las trataron.