Parece que todo el mundo sabe más que Dios, y muchos “listos” que ocupan cátedra, o se sientan en los banquillos de las aulas, relegan la palabra Dios a la papelera de conceptos infantiles que las religiones intentan tozudamente defender en todos los foros. Para muchos es tolerable que Dios “viva” recluido en los lugares de culto, y en todo caso en las casas o en la conciencia de cada uno. Pero en una Universidad, emporio de la ciencia y depositaria de todo el saber del mundo, la palabra de Dios, para muchos, es ridícula, no tiene razón de ser entre sus muros.
Hace unos meses el Obispo Secretario de la Conferencia Episcopal Española pronuncio una importante conferencia en la Universidad Complutense de Madrid, dentro del marco de la jornada “Dios en la Universidad”. Debido a su interés la publicamos en el Blog en dos entregas.
Conferencia de Mons. Martínez Camino
"Dios en la Universidad" es el tema que se me ha propuesto desarrollar. Lo pongo primero en interrogantes: ¿Dios en la Universidad? Pues claro, Dios en la Universidad también: si Dios está en todos los sitios, o mejor, si todo está en Dios, porque nada sería sin Él, Dios está también en la Universidad. Como está en la fábrica, en los laboratorios, en la familia, como está en el corazón de cada ser humano. La Universidad está, pues, en Dios. Pero, ¿cómo puede estar Dios en ella de un modo específico? ¿Cómo puede estar Dios de modo adecuado en la comunidad, los profesores y los estudiantes? La Universitas, esa institución tan antigua, nacida por cierto en el ámbito de la Iglesia e impulsada por la tradición filosófica cristiana: ¿cómo puede estar Dios en esta institución clave para la cultura y el desarrollo de los pueblos? Algunos apuntes para la reflexión y para el coloquio sobre esta temática tan compleja, amplia e interesante. ¿Cómo está y cómo puede estar? Estas serían las dos partes de mi reflexión.
¿Cómo está?
Un pequeño mapa, sin pretensión de exhaustividad. Está, de hecho, no de manera muy diversa de cómo está en el resto de la sociedad y de las instituciones sociales. Dios en la Universidad hoy, en nuestra España, está en la Universidad negado, pero también está afirmado.
Dios está negado en la Universidad como está negado en el ámbito de la cultura pública occidental moderna. Está negado explícitamente y también implícitamente. Dios está afirmado en la Universidad también implícitamente y, de la misma manera, explícitamente. Voy a hacer una pequeña reflexión de estos cuatro aspectos, que nos pueden ayudar a introducir esta cuestión.
Negado explícitamente
Hay un pensamiento combativo, militante, que plantea a los creyentes la pregunta clásica del salmista: ¿dónde está tu dios? "A vosotros que habláis de Dios, que pensáis sobre Dios, os preguntamos: ¿dónde está tu Dios? No se le ve, no se muestra por sus efectos, no podemos tratar de él con las fuentes ordinarias del conocimiento empírico, ni en los laboratorios, ni siquiera con las fuentes más rigurosas de las ciencias llamadas humanas o del espíritu, que tratan de los hechos de la historia y del pensamiento humano". Dios es negado como una presencia real y desafiantemente se plantea a quienes piensan que Dios es la Presencia más real: ¿dónde está tu dios?
Esta negación explícita de la realidad de Dios tal vez sea hay menos cuantitativamente numerosa de lo que ha sido en otras épocas, en el siglo XIX o comienzos del XX; pero lo que sí es cierto es que las encuestas en el ámbito norteamericano muestran que los científicos -en este caso los que se dedican a las ciencias experimentales- no se muestran en los datos estadísticos como mucho menos creyentes que el conjunto de la sociedad, sino que en el mundo de los que se dedican a las ciencias empíricas, el número de los que afirman creer en Dios no es muy inferior a la media en general. Pero, aparte de estas cuestiones de medición empírica de cómo está la situación, en la tradición propia de la cultura pública occidental moderna, es decir, allí donde se gestan las ideas, donde se planean los proyectos de realización social, en la Universidad, se gesta una cultura pública que es distinta de la cultura privada o familiar: en la pública, hay que vivir como si Dios no existiera, en la privada, en cambio, la misma persona vive en otro contexto totalmente distinto, y celebra los acontecimientos familiares de una manera religiosa. En la pública, en cambio, tiene que, si quiere participar y ser miembro integrado, actuar como si Dios no existiera.
¿A qué se debe esto? Las causas de esta negación de la realidad de Dios en el ámbito público, en el modo en que los hombres se relacionan, propia de la cultura pública occidental moderna, provienen de una constelación de factores entre los cuales juega un papel muy determinante el conocimiento del mundo a través de la ciencia y el desarrollo de la técnica que se beneficia de los conocimientos científicos y que ha hecho posible una transformación vertiginosa de las condiciones de la vida del hombre en el mundo.
Los comienzos de este desarrollo de la ciencia vienen ya desde el s. XVI, cuando se hacen posibles los grandes viajes de descubrimiento del mundo, cuando Europa deja de ser el mundo para ser parte del mundo. Pero en los últimos años, a partir del s. XIX y sobre todo en el XX el desarrollo de la ciencia empírica y de su aplicación técnica ha sido exponencial, de tal manera que hay quien afirma que los conocimientos del mundo que se han adquirido en la primera mitad del s. XX son más que todos los que la humanidad adquirió en toda su existencia anterior. En un lapso de 20 o 30 años se han acumulado los conocimientos sobre el mundo de tal manera que lo que el hombre ha sido capaz de hacer y conocer sobre el mundo es cuantitativamente mucho mayor. El resultado es que la ciencia empírica, por sus logros en el cambio de la vida de los hombres, ha adquirido una autoridad incuestionada. Podemos comunicarnos sin prácticamente limitaciones, la medicina también ha experimentado un desarrollo tremendo hasta llegar a la biomedicina y a la posible producción de vida y, concretamente, de seres humanos en los laboratorios (si no está siendo ya una realidad, no que se hagan de la nada, pero sí a partir de elementos biológicos que se manipulan o que pueden ser combinados), los viajes, la movilidad, que es posible hoy en los viajes de placer o negocios: el mundo es realmente un ámbito único de comunicación y de presencia.
Las ciencias empíricas tienen una autoridad incuestionada por sus aplicaciones prácticas. Lo llama Enzelberger, un filósofo alemán (en contra de lo que se ha dicho últimamente acerca del progreso y del hombre adulto, que conduce la historia), el gran relato que envuelve las intenciones y los proyectos políticos mundiales: este gran relato no ha caído en desuso a pesar del debate de la posmodernidad, que no ha sido capaz de poner en cuestión que gracias a la ciencia y la técnica el hombre es capaz de construirse a sí mismo incluso física y biológicamente, y, por supuesto, de ser él quien con sus capacidades domina la construcción social del mundo. Esto no se ha puesto en cuestión: la biomedicina y la biotecnología son la punta de flecha del nuevo sistema ideológico de occidente; la ciencia empírica es donde se encuentra la clave de la explicación de la vida humana. Este es el contexto; hay otros muchos factores, pero que llevan a esa idea: ¿dónde está Dios si no es un objeto de la ciencia? Dios no se puede estudiar, entonces, no existe.
¿Qué es entonces Dios? Un producto de la mente del hombre. Todas las culturas con la única excepción de la cultura pública occidental moderna son religiosas, hacen referencia a "eso que todos llaman Dios". ¿Cómo explica la cultura pública occidental moderna el dato histórico de la religiosidad de todas las culturas y todos los hombres? La religión es un dato infantil de la humanidad, una idea que el hombre ha tenido mientras ha sido niño, como los Reyes Magos. Ahora el hombre es adulto, las ideas erróneas han sido superadas. Dios es una proyección inadecuada de la mente humana, una creación ideal de la mente que, además, impide al hombre conseguir su verdadera humanidad, porque le impide ser libre, autónomo e independiente, y, por tanto, le imposibilita ser ético, responsable de sus propios actos ante sí mismo, porque tendría que serlo ante un absoluto que, además, es irreal. Para ser adulto el hombre ha de prescindir de esta idea fruto de sus proyecciones infantiles.
Negado implícitamente
Hay aspectos del pensamiento o pensadores que no se creen capacitados o no quieren entrar en esta negación explícita de Dios y en este desafío a los que hablan y piensan de Dios, pero creen que es un aspecto inadecuado en el mundo de la Universidad. Esta pretendida neutralidad es, en realidad, implícitamente, una negación. Tal vez sea este el campo en el que más ampliamente se niega a Dios en la Universidad hoy, y no tanto con una negación argumentada y desarrollada filosóficamente. Se trataría de una hipótesis innecesaria e incluso indeseable en el ámbito de la Universidad.
Afirmado implícitamente
Pero Dios también está afirmado en el mundo de la Universidad. Si la Universidad es el ámbito de la búsqueda de la realidad, del conocimiento de la verdad de las cosas, del mundo y del ser humano, no se puede obviar la cuestión de Dios. Entonces, implícitamente al menos, en la búsqueda de la verdad y del conocimiento de la realidad, la cuestión de Dios está presente. Muestra de ello es que hay que justificar por qué no está explícitamente.
Cuando el ser humano se pone a buscar la verdad se encuentra con esta cuestión históricamente, en la historia del pensamiento y en la historia de la Universidad, es imposible ignorar esa cuestión. También está presente porque, como vamos a decir más adelante, en las cuestiones de la filosofía del conocimiento, del planteamiento de las cuestiones últimas de la realidad en tanto en cuanto se plantea en las facultades de filosofía, pedagogía, historia del pensamiento, historia del derecho o fundamentos del derecho, se plantea la cuestión de Dios porque se plantea la cuestión de lo incondicional. Y en las facultades que se dedican a las ciencias empíricas, en tanto en cuanto se haga una reflexión sobre su metodología y sobre las condiciones de posibilidad de su trabajo, no se puede obviar tampoco la pregunta por lo único en lo múltiple. ¿Por qué la diversidad de las especies? ¿Qué es lo que nos hace capaces de pensar la idea de la serie de las especies? La cuestión de lo uno y lo múltiple es la cuestión de Dios, implícitamente.
En todo el acercamiento a la cuestión de la verdad, del conocimiento del mundo y a la cuestión del método de conocimiento, está implícitamente la cuestión de Dios.
Afirmado explícitamente
Explícitamente, la cuestión de Dios también está en la Universidad, porque hay jornadas como esta. Hay cursos que tratan de Dios en la Universidad. Pero no solo por eso, sino porque, además, muchos de los actores de la Universidad, a pesar de que están en la Universidad dominada por la cultura pública occidental moderna, participan de la otra cultura, que podríamos denominar casi sub-cultura de la vida ordinaria, en la que ellos tienen la cuestión de Dios explícitamente. Además, también está porque la Universidad reflexiona sobre la cuestión de Dios explícitamente en la filosofía y en la teología. En todos los países anglosajones y germánicos la teología se estudia en la Universidad, en España no. La facultad de teología no solo como teoría de las religiones o historia de las religiones, que también está, sino que además está la facultad de ciencia de las religiones, que es distinta. La cuestión de Dios está también como objeto de la religión y como objeto de la ciencia, en el sentido amplio de la palabra ciencia y no reducida a ciencia empírica.
¿Cómo podría estar?
Esta cuestión es, ciertamente, más compleja que la anterior, pero algunas consideraciones han de hacerse a este respecto. Puede estar adecuadamente Dios en la Universidad desde dos puntos de vista: desde el punto de vista de la profundización en la búsqueda de la realidad sin censuras y sin límites: si en la Universidad se busca conocer la realidad tal y como es sin aprioris, sin censuras previas. Ahí, entonces, tiene que estar la cuestión de Dios. El otro punto de vista es como reflexión acerca de la revelación histórica de Dios, que es un hecho objetivo que merece la pena ser pensado y reflexionado: la teología.
Específicamente, en estos dos aspectos. La pastoral (capillas y capellanes) es importantísima, pero no es un aspecto específico de la Universitas. Sí que lo es la búsqueda de la verdad, conocimiento de la realidad sin censuras y sin límites. Esta búsqueda de la verdad tiene dos partes: la verdad del mundo y la verdad del hombre. La verdad del mundo: el mundo natural y el mundo histórico.
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Fuente:
www.elsentidobuscaalhombre.com/v_portal/apartados/pl_basica.asp