Leí en IDEAS CLARAS del 30 de septiembre un artículo del gran apóstol de la pluma (ahora diríamos "del ordenador"), el P. Miguel Rivilla, una idea que me ha sugerido este artículo.
NO ES LO MISMO SER LIBRE QUE INDEPENDIENTE.
Algunos piensan que la libertad es para hacer lo que nos plazca, y no es así.
Todos estamos sometidos a normas. La diferencia es que se pueden seguir voluntariamente o pataleando.
El primero se siente libre; el segundo, no. Soy libre
porque hago voluntariamente lo que debo hacer.
No soy libre si lo hago a la fuerza. El que para
ser libre hace siempre lo que le apetece, sea bueno o malo, no es libre, es esclavo de sus apetitos.
Dios nos ha hecho libres, pero nos ha dado unos mandamientos que hay que cumplir.
Y a la Iglesia le ha dado potestad de mandar: "lo que atéis y lo que desatéis".
Y Jesucristo, el más libre de la historia, se sometió a la voluntad del Padre. Por eso en Gatsemaní decía: "no se haga mi voluntad, sino la tuya".
La Ley de Dios no es para quitar la libertad, sino para ayudar al hombre a que se realice correctamente.
Son como las vías del tren, le obligan a ir por una ruta, pero para ayudar a avanzar y llegar.
Si el tren, para ser libre, se sale de la vía, se despeña.
Tengamos la sensatez de ser libres haciendo voluntariamente lo que debemos hacer.
JORGE LORING, S.I.
jorgeloring@gmail.com
www.arconet.es/loring http://www.arconet.es/loring