Quiero hacer una crítica desde la verdad y desde la caridad, buscando el bien de la monja es la conocen y la aprecian que le aconsejen corregir algunos errores que, según se dice, parece estar cometiendo.
Leo en ForumLibertas.com que el cardenal Rodé, Prefecto de la Congregación para la vida Consagrada, ha pedido a la religiosa Teresa Forcades una manifestación pública de adhesión a los principios doctrinales de la Iglesia. Creo que sería muy positivo hacerla, para saber a qué atenerse tanto ella como sus seguidores y amigos.
Me voy a referir sólo a dos cuestiones que suele tratar con frecuencia, el aborto y el sacerdocio femenino; cuestiones, a mi modo de ver, muy importantes. Si la monja está de acuerdo con la doctrina de la Iglesia sobre ambas cuestiones, creo que lo lógico es que haga esa manifestación que le pide el Prefecto de la Congregación para la Vida Consagrada. Y deberá ver si sus opiniones están en sintonía con esos principios. Si lo están, bendito sea Dios; y si no lo están, habría que corregirlos si no quiere situarse fuera de la Iglesia. Y aquí no valdrían las medias verdades.
EN CUANTO AL ABORTO
Aporto sólo un texto de los muchos que se pueden aportar: Juan Pablo II, en la Encíclica Evangelium Vitae, 62 ha dicho: “Con la autoridad conferida por Cristo a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral. Esta doctrina… es corroborada por la Sagrada Escritura, transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal”. En este texto el Papa no expresa una opinión; está enseñando con autoridad magisterial; son palabras muy serias que debemos aceptar todos los católicos.
EN CUANTO AL SACERDOCIO FEMENINO
Hace algún tiempo, en función de defender la igualdad entre hombres y mujeres en la Iglesia, muchos opinaban que la Iglesia debería conceder el sacerdocio no sólo a los hombres sino también a las mujeres. Por lo que Juan Pablo II en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis 4, dijo: “Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc. 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”. No sé cómo lo podría decir más claro en cuanto al deber de todos los católicos de aceptarlo.
La lectura de estos dos textos creo que es suficiente para que los católicos sepan a qué atenerse en cuanto a la calificación doctrinal de ambas cuestiones. En ellas el Papa pone en juego su infalibilidad.
Los católicos nos sentiríamos muy contentos si la monja admitiera públicamente y con claridad, que admite la fe de la Iglesia en esas dos cuestiones y en cualesquiera otras enseñadas por la Iglesia, ya que en cuestiones de fe no hay opiniones sino aceptación o rechazo. Y también estaríamos muy contentos si admitiese de lleno la aceptación plena de todo lo enseñado magisterialmente por la Iglesia.
Por último, que quienes piensan como ella, tanto en estos dos puntos como en otros que pueden no estar en sintonía con la fe de la Iglesia, piensen si no se está socavando con interpretaciones no correctas, la fe sencilla de tanta gente que les escucha y les lee.
No olvidemos nadie que la fe no se profesa a la carta; o se acepta en bloque por los católicos o si se rechaza alguna enseñanza doctrinal o moral de la Iglesia, se sitúa uno fuera de la misma. No es necesario que se le excomulgue; se excomulga uno a sí mismo, es decir, se sale de la comunión eclesial. Y esto es muy serio. Y esto es frecuente en muchos eclesiásticos. Tampoco olvidemos que las herejías han partido desde dentro de la Iglesia.
José Gea