Acabo de enterarme de que el teólogo suizo Hans Küng se plantea recurrir al suicidio asistido para poner fin a su propia vida.
Enfermo de Parkinson, el “católico” Küng escribe en su tercer y último volumen de memorias esto mismo:
“El ser humano tiene el derecho de morir cuando ya no tiene ninguna esperanza de seguir llevando lo que según su entender es una existencia humana”.
Confieso que entre los numerosos halagos a la reciente epístola del Papa Francisco a Scalfari, publicada en el rotativo italiano La Repubblica, me inquietó especialmente el de Küng (presidente de la Fundación Ética Mundial), a quien el Vaticano retiró la licencia para enseñar teología católica por obvias razones, en 1979.
El último aplauso del teólogo suizo a Francisco está motivado por su fomento y práctica del “diálogo abierto y sin prejuicios” (como lo califica el Papa en su respuesta a Scalfari) con los no creyentes.
Recordemos que Küng, el mismo teólogo que ha afirmado “creer en Dios y en Cristo, pero no en la Iglesia”, defiende el sacerdocio femenino y la supresión del celibato, cuyo debate reabrió, por cierto, el nuevo secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
Por si fuera poco, Küng arremetió en su día con fiereza contra la encíclica Evangelium Vitae de Juan Pablo II sobre moral sexual, anticoncepción y aborto; además de erigirse en transgresor del pontificado del sucesor Benedicto XVI.
De entre el sinfín de sus despropósitos, destaca también el reseñado por Manuel Guerra, doctor en Filología Clásica y en Teología Patrística, además de Consultor del Secretariado de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, en su lúcida y audaz investigación plasmada en un libro imprescindible para entender algunas cosas que ya están sucediendo hoy.
Titulado Masonería, religión y política, escribe en él Guerra:
“Precisamente en el día aniversario de la fundación de la masonería moderna, 25 de junio de 1995, William Ed. Swing, obispo presbiteriano/anglicano de San Francisco (EEUU), anunció la fundación de la U.R.I. (sigla inglesa de Iniciativa de las Religiones Unidas).
“Lo hizo en su catedral –explica el autor- durante un acto de signo sincrético con ocasión del 50 Aniversario de la Carta de la ONU. En el año anterior, en la misma catedral, un colaborador de Swing, el dominico apóstata Matthew Fox había celebrado una “Misa planetaria” consistente en un sincretismo o mezcolanza de la Sagrada Cena protestante, de gnosticismo, ecologismo, adoración de la diosa Madre Tierra (Nueva Era).
Y concluye así:
“Han celebrado esta ceremonia, que suele prolongarse durante toda la noche, en otras ciudades (Dallas, etc.). En la Conferencia, celebrada en la Universidad de Stanford en junio de 1997, se revistió de organización de naturaleza permanente y adoptó el nombre: The One-World Church, que puede traducirse por “La Iglesia del Mundo Unificado”, con la aprobación de 200 delegados entre los personajes más destacados del mundialismo, entre ellos Hans Küng…”.
En medio de semejante revuelo, llaman la atención las declaraciones de Küng al diario argentino Clarín, en alusión a Francisco:
“Puede revisar ya la reforma gregoriana, que impuso el absolutismo papal, un fuerte clericalismo y el celibato, e ir hacia un sistema colegiado, del Papa con los obispos, para dejar atrás el absolutismo y abrir un debate libre sobre el celibato… Él es el hombre adecuado, que trae esperanza, evita la pompa y está cambiando el estilo de Benedicto XVI”.
Y como colofón a todo lo expresado hasta ahora, recomiendo leer entre líneas la Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo que Hans Küng, en un claro desafío a Benedicto XVI y haciendo un llamamiento a la desobediencia en el seno de la Iglesia católica, osó publicar el 15 de abril de 2010.
Su lectura tal vez resulte esclarecedora...
Léala aquí: http://elpais.com/diario/2010/04/15/sociedad/1271282403_850215.html).
Léala aquí: http://elpais.com/diario/2010/04/15/sociedad/1271282403_850215.html).