Vd. que es avezado conocedor de estas cosas habrá observado que existe por lo que se refiere a San Pablo, una iconografía muy característica que siempre lo representa de una manera bastante similar, de lo que son buena prueba los retratos que le traigo aquí.
Y bien ¿no se ha preguntado Vd. alguna vez por qué del apóstol de los gentiles tenemos una imagen tan concreta que le hace tan identificable frente a los demás prohombres del protocristianismo?
La razón, como para todo, existe, sólo que en este caso es fácilmente identificable. Y es que del Apóstol de los Gentiles tenemos una descripción muy vívida y concreta que recoge un texto muy temprano en la vida del cristianismo, tal vez del mismo s. II, texto que no es otro que las “Actas de Pablo y Tecla”, al que ya hemos tenido ocasión de referirnos cuando hablamos en su día de la gran compañera de San Pablo, Santa Tecla, de quien existe una tradición muy consolidada, también en España ()
Y es que las “Actas de Pablo y Tecla”, nos brinda un retrato perfecto del Apóstol de los Gentiles, a quien describe con estos datos que se corresponden bien con lo que de una manera incluso inconsciente queda vivamente impreso en la iconografía cristiana:
“Hombre pequeño de estatura, calvo, de piernas arqueadas, vigoroso, cejijunto, de nariz un tanto sobresaliente, lleno de gracia” (PabTec. 3).
Donde sin embargo, fíjese Vd., falta la barba, la misma que, sin embargo, tampoco falta en ninguno de los muchos retratos que a lo largo de la historia se han hecho del autor de la más antigua literatura cristiana.
El Tuit del Autobús: el nuevo mantra catalanista (que no catalán): Ahora ya no es que a Cataluña no le guste España. Ahora es que a España no le gusta Cataluña. Encima quieren hacernos sentir culpables. ¿No se aburrirán algún día?
©L.A.
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