Sin duda, uno de los lugares privilegiados para que este diálogo se produzca y dé frutos es la universidad. Pero lo evidente a veces no es fácil o directo. Desgraciadamente, cualquier idea que se aparte de lo políticamente correcto, también se encuentra con problemas considerables en las universidades. Incluso se pude llegar a poner en duda la libertad de cátedra de un profesor o pedir la total asepsia del docente y del temario, antes que aceptar criticas a lo establecido. Es decir, que no entre discernir qué hay de cierto y qué hay de ideológico en las distintas teorías sociales que imperan en cada momento.
Les traigo un ejemplo actual, que ha salido publicado en el diario online 20minutos: Un temario de la Universidad Rey Juan Carlos incluye frases contra el aborto y la adopción por gays
Resumo lo que se dice en esta noticia. Un profesor de Teoría del Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos, propone un temario que “contiene frases contra los ‘antidemocráticos’ que defienden el aborto o la eutanasia, asegura que los hijos de parejas homosexuales ‘no gozan de iguales condiciones que los demás niños’ y añade que ‘la píldora abortiva mata a un inocente que no tiene culpa de nada’. El texto está siendo criticado por alumnos del campus por ‘inculcar una ideología con criterios homófobos y ultracatólicos’. En cambio, el profesor autor del manual asegura que sus "opiniones están basadas en fundamentos teóricos" y portavoces de la universidad defienden su ‘libertad de cátedra’ "
Tras leer el temario, una alumna anónima denuncia al diario 20minutos esta situación y el Sindicato de Estudiantes se une a la denuncua. En concreto, el sindicato considera que los apuntes "son adoctrinadores, ya que no se limita a exponer las teorías, sino que también da su opinión. Intenta inculcar una ideología con criterios homófobos y ultracatólicos”. Marina Mata, otra estudiante, denuncia que ese "es el tinte de esta universidad: muchos profesores son de derechas y te venden su ideología como un concepto real y cerrado. Si fueran de izquierdas tampoco estaría bien".
Indudablemente el profesor, Diego Poole Derqui se defiende invocando su libertad de Cátedra y las normas más elementales de una educación crítica: hace al alumno, independiente y capaz de pensar por si mismo. Afortunadamente, la dirección de la Universidad Rey Juan Carlos apoya al profesor, por lo que la polémica se centra en un grupo de estudiantes que se sienten disgustados por encontrarse con visiones que ponen en duda su forma de pensar.
Dicho esto, creo interesante señalar dos cuestiones. La primera es la asimilación de todo pensamiento crítico a los tópicos de siempre: derecha, homofobia y ultracatolicismo. La segunda es la defensa que hacen de sus ideas, a través de la descalificación ideológica de los planteamientos de las otras personas. Para estos alumnos, su educacion no debe buscar contrastar, discernir y aprender en el proceso de diálogo, sino se trata de cerrar el paso a toda idea contraria a la ideología que hacen suya.
El patrón de reacción de estos estudiantes es el mismo que la sociedad utiliza para defenderse de aquellas ideas que le resultan peligrosas. Lo primero es la externalización del conflicto, llevando a la prensa y los órganos políticos la situación. Se busca generar un ruido suficiente para que se suponga que detrás hay muchas personas o incluso toda la sociedad. Después viene la campaña de descalificación, basada en prejuicios y estereotipos que son eficaces para que otras personas les apoyen. Cuando se pone en duda la ideología de género, se despacha al “atrevido”, sin discusión, diciendo que es machista, homófono o ultraderecha-ultracatólico. Personalmente no nunca he comprendido que es ser "ultracatólico". Un árbol no es nunca ultra. De la misma forma un católico es lo que es sin más. Detrás de esta denominación despectiva no hay más que desconocimiento de lo que somos, pensamos y creemos.
Desde mi humilde posición, no me cabe otra actitud que el total apoyo al profesor Poole. Mi enhorabuena por tener el valor de plantear un temario abierto al diálogo y al pensamiento crítico. Si ahora esta sana actitud académica se pone en tela de juicio ¿Qué futuro espera a nuestra sociedad?