El testimonio es impactante. Pudimos escucharlo ayer de labios de una hija espiritual del Padre Pío que me acompañó durante la charla celebrada en la parroquia de San Andrés, en Madrid.
Más de 400 personas abarrotaban el templo cuando ella relató el siguiente testimonio de primera mano. Sucedió en San Giovanni Rotondo, en la década de los años cincuenta. Otra hija espiritual del Padre Pío iba a casarse entonces con su novio, pero había un serio problema: él era ateo. La novia sabía que la idea no iba a gustarle al Padre Pío y fue a verle de todas formas para pedirle consejo.
El santo de los estigmas fue claro y rotundo: "Dile a tu novio que venga contigo a Misa el próximo domingo".
Y allí acudieron ambos; se les podía ver instalados en el primer banco. Ella notó desde el inicio de la Misa que su novio miraba estupefacto al Padre Pío; comprobó que su rostro palidecía cada vez más y que gotas de sudor le resbalaban por la frente; estaba como traspuesto.
Concluida la Eucaristía, él preguntó:
-¿Este señor, siempre que da la Misa, está así?
Ella contestó, extrañada:
-¿Cómo está...?
-¿No le has visto lleno de sangre hasta los pies y con una corona de espinas en la cabeza, como Jesucristo?
Poco después, el novio se hincó de rodillas en el confesonario del Padre Pío y se convirtió. La travesura del Padre Pío resultó decisiva para la felicidad futura del matrimonio.
Más información y próximo vídeo de la charla en:
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