Tu Señor eres solo Espíritu puro…, y a nosotros nos has creado, con cuerpo y alma y después te has ocultado a nuestros ojos. Eres para nosotros un Dios oculto. Al crearnos has dejado tu sello en muestras almas que son una serie de improntas, entre las cuales se encuentra deseo de buscarte y encontrarte, con el que nos has creado.

             Nuestro principal problema consiste en que en cumplimiento de esa impronta que nos has dejado en nuestra alma, nosotros queremos encontrarte y verte con los ojos materiales de nuestra cara y no nos damos cuenta, de que la materia carece de capacidad para ver lo espiritual. Como Tú careces de cuerpo material y solo eres espíritu, es por medio de la oscuridad de la fe, ayudada por nuestra razón los medios de que disponemos para verte Señor.

            Pero a la fe, le ayudan los ojos de nuestra alma que son los que están capacitados para ver o captar las realidades del orden espiritual y nuestra razón. Cuando estemos en tu gloria serán solo los ojos de nuestra alma los que te verán con claridad, verte plenamente, ver tu Rostro Señor. Pero mientras tanto, aquí abajo, la fe ayudada por los ojos de nuestra alma y por nuestra razón son solo los que pueden captar tu presencia con más o menos intensidad.

            Esta intensidad será mayor, para los ojos de las almas que como consecuencia de una mayor intensidad de vida espiritual los ojos de estas almas, han adquirido también un mayor grado de desarrollo y la luz divina penetra en ellos con mayor intensidad. Sucede entonces, que mientras estemos en esta vida, el instrumento de que disponemos para ver a Dios es la oscuridad de la fe. Solo por medio de la fe se te puede ver Señor y cuanto más desarrollada tengamos nuestra vida espiritual más luz divina, tendrán los ojos de nuestra alma para verte.

            Desconocemos Señor las razones que has tenido para que nuestra vida se desarrolle en este mundo con la oscuridad de tu presencia. Ello no debió de ser así, antes del pecado de nuestros primeros padres y es de pensar que ellos te veían cara a cara.

            Desde luego que el creer sin ver, forma parte del conjunto de posibilidades que tenemos para adquirir méritos con los que superar la prueba de amor que estamos pasando en este mundo. A uno le llama la atención, al ver el tremendo valor que Tú le das a fe. Desde luego ella es la base de todo porque donde no existe la fe no existe tampoco el amor a Ti, ya que nadie ama algo que no cree que exista.

Basta con leer los evangelios para darse cuenta del valor que el Señor le da a la fe humana, un valor que nosotros hemos sido capaces de saber aprovecharlo. El Señor nos dice que el que cree puede lograrlo todo y así tenemos el caso de niño poseído cuyo padre le pide al Señor que se lo cure: Si puedes hacer algo, apiádate de nosotros y ayúdanos". 23 ¡Si puedes…! Le dijo Jesús: Todo es posible al que cree. 24 Al instante gritando, dijo el padre del niño: ¡Creo! Ayuda a mi incredulidad”. (Mc 9,22-24).

            Es importante también en este pasaje, no solo en las palabras del Señor, que nos dice que con fe lo logramos todo, sino también la petición del padre del niño que pie al Señor que le aumente la fe, lo cual pone de manifiesto que la fe no es una categoría única, existe muchas clase de fe de acuerdo con su intensidad.

La fe puede ser grande o pequeña. Por ello cuando el niño ya estaba curado les recordó a sus discípulos su poca fe, insuficiente para curar al niño. “¿Cómo es que nosotros no hemos podido arrojarle? 20 Les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a ese monte: Vete de aquí allá, y se iría, y nada os sería imposible”. (Mt 17, 19-20)

            También el Señor unas veces reprocha la incredulidad y otras veces la admira en determinadas personas. Por ello cuando fe dan cuenta del caso del niño que sus discípulos no han podido curar, exclama: “16 Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar.17 Jesús respondió: ¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí”. (Mt 17, 16-17).

            Tenemos también el pasaje de San Pedro caminando sobre las aguas, del lago de Genesaret, en las que se hundía por su falta de fe: “31 Al instante Jesús le tendió la mano, le agarro, diciéndole: Hombre de poca fe, ¿porque has dudado?”. (Mt 14,31).

            También en el lago increpó a sus discípulos por su falta de fe: “39 El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 40 Y les dijo: ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? 41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?”. (Mc 4,39-41).

            Son estas exclamaciones del Señor, las que tiene ante la falta de fe, pero también las hay de admiración ante la fe de otros, así tenemos el pasaje de la curación de la hija de la mujer cananea, a la cual el Señor no le hacía caso, pero ella persistía en la demanda de que curase a su hija que estaba enferma, y el Señor le dijo: “Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 25 Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: ¡Señor, socórreme! 26 Jesús le dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros.27 Ella respondió: ¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños! 28 Entonces Jesús le dijo: Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo! Y en ese momento su hija quedó curada”. (Mt 15,24-27).

            Otro caso e curación fue el de la mujer con flojo de sangre. Los sucedieron así:"20 Entonces una mujer que padecía flujo de sangre hacia doce años se le acerco por detrás y le toco la orla del vestido, 21 diciendo para sí misma: Con solo que toque sus vestidos seré sana. 22 Jesús se volvió, y, viéndola dijo: Hija ten confianza; tu fe te ha sanado. Y quedo sana la mujer desde aquel momento”.  (Mt 9, 20-22).

            Hay varias referencias más a la fe en los evangelios pero es importante Lo sucedido en la segunda aparición del Señor en el Cenáculo estando presenta ya Santo Tomás que no estuvo en la primera aparición y puso en duda que el Señor su hubiese aparecido.

            En esta segunda aparición: “29 Jesús le dijo: Porque me has visto has creído; dichosos los que sin ver creyeron”. (Jn 20, 29). Tomas, había oído muchas veces decir al Señor que sería crucificado y luego resucitaría. También sabía por las Escrituras que la crucifixión era el cumplimiento de una profecía, pero él quiso el testimonio complementario de los sentidos.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

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