Informarse: Es fácil escribir, en el estado de nuestro perfil, lo primero que se nos ocurra; sin embargo, ¡no se trata de jugar a los inteligentes, buscando un promedio de 30 “likes” por cada tres horas! Quien escribe sobre alguna cuestión en particular, tiene la obligación de investigar, acudiendo a las fuentes. De otra manera, termina diciendo mucho sin comunicar nada. Da coraje escuchar a una persona que no tiene ni la más remota idea de lo que habla. Por esta razón, el conocimiento previo es clave.
Pensar: Una vez que se obtiene la información necesaria, hay que llevar a cabo una reflexión crítica sobre el caso. No tenemos que seguir forzosamente lo que dice la mayoría, sino aprender a razonar. Es decir, ¡pensar antes de opinar! Por ejemplo, si nunca has puesto un pie en el trabajo, ¡deja de actuar como si supieras lo que cuesta conseguir un salario bien remunerado! Juzgar desde la teoría, ¡está fuera de lugar! De ahí la necesidad de abrir la mente a partir de una perspectiva que considere las diferentes variables hasta encontrar el punto medio de la balanza, escuchando los argumentos de los que están tanto a favor como en contra de la posición que hayamos asumido. ¡Es bueno reflexionar en grupo!
Actuar: Después de investigar y razonar, es muy importante actuar, pasar del mundo de las ideas a la realidad. Preguntarnos, ¿qué estamos haciendo para mejorar la situación que ha motivado nuestra queja? Se trata de ser coherentes. A veces, resulta sorprendente leer el estado de una persona conocida que habla sobre la justicia social, cuando -en realidad- es la primera en vivir como si los pobres fueran cosa del pasado. El que esto escribe, tiene claro que cada vez que redacta un artículo se queda obligado a ponerlo en práctica. Si no fuera así, ¡qué sentido tendría participar en un blog!
Está de moda quejarse y sonar muy radical en las redes sociales; sin embargo, ¡por ahí no va la cosa! Antes bien, informarse, pensar y actuar. Concluimos con una frase de la S.D. Ana María Gómez Campos, F.Sp.S. (18941985): “el prudente piensa para hablar, el necio habla para pensar”.