Si Scalfari tuviera dudas sobre la existencia de Dios, las preguntas dirigidas a Francisco tendrían sentido, pero, puesto que no cree, hacerlas por escrito no es más que un ejercicio literario que no puntúa para el examen final. No parece que persigan poner en un aprieto al Pontífice, así que tal vez le guía tan sólo la intención de abrir un debate intelectual de altura en torno al Altísimo. Sin embargo, las interrogaciones del editor tampoco son gran cosa. A qué viene preguntar si Dios perdona también a los que no creen en Él cuando Dios mismo tiene dicho por su Hijo que los últimos serán los primeros.