A veces recibo cartas que me hacen reflexionar y cuyo contenido me impactan por la verdad y coherencia de lo que dicen. Es el caso de la carta que decido publicar, con el mejor deseo de que su contenido aproveche al lector. Lleva por título el que antecede y dice así: “Una de las tragedias de la sociedad actual es olvidar que hay “demasiados buenos” y “ pocos convertidos”. No me refiero a personas que hubieran llegado a la degradación. Me refiero a personas ejemplares, buenas e intachables; religiosos y sacerdotes incluso cualificados; a católicos practicantes, fieles. En la mayoría de los cristianos creo se trata de pura aclimatación moralista a su gran obsesión, que es evitar el pecado. Algo tan absurdo como un obrero de la construcción que se pusiera por meta evitar accidentes laborales. En la iglesia, muchos son los bautizados y pocos los evangelizados. No se debe presuponer la fe en los asistentes a nuestras misas y nuestros cultos.
Tenemos que mirar nuestro interior a la luz del Evangelio. Podemos ser buenos y estar podridos por dentro de egoísmo. Como en el orden corporal puede uno parecer colorado y sanote y estar intoxicado por dentro. Nos hemos instalado en la mediocridad sin intentar ni el mínimo cambio en nuestras vidas. Recuerdo una frase que mis padres decían. La hermana de un sacerdote le decía a éste: ¿Te das cuenta que predicas y no te escucha nadie? Y él respondía “tengo obligación”. Recuerdo una religiosa que decía cuando ya daba vergüenza de nombrar a Dios: “Yo he entrado religiosa por hacer el bien”. Quedé decepcionada. Yo entraría por amor a Dios para servirle y mediante esto hacer el bien. Otra decía: “Y porque seamos monjas ¿no vamos a poder ir a la playa?”.-Si tú te has ido religiosa, no es para ser como los demás que tienen otras ideas, digo yo. Confesores que dicen: Como no va gente a confesar para qué vamos a estar en el confesonario?.Y la gente dice: ¿Para qué vamos a confesarnos, si no hay confesores?. Ahora tras el Concilio y las confesiones comunitarias, está solucionado todo. ¿Quién tiene la culpa?. “Conversión de los buenos”. Escalofriantes palabras del Señor en el Apocalipsis a las iglesias de Sardes: “Conozco tus obras; nominalmente vives, pero no he encontrado obras tuyas a los ojos de Dios”. Sí , los cristianos que oyen misa los domingos y luego militantes comprometidos ¿dónde están?. No se ven.¿Qué serían esas personas entusiastas convertidas, siendo sal de la tierra y levadura en medio de la sociedad?. Nos hemos instalados en la riqueza del “ bienestar” y creyéndose buenos… Ya está todo hecho.”.
Hasta aquí, la carta de mi amable comunicante. Dejo al inteligente lector que emita su juicio y valoración sobre lo que acaba de leer. MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN