Sí señores, porque tal día como hoy uno de los monumentos más visitados del mundo, el que representa y simboliza por sí solo la ciudad de Copenhague y casi diríamos a todos los daneses, cumple un siglito, algo que no ocurre todos los días y que a mí personalmente me encantaría poder cumplir por lo menos una vez en la vida.
  
 

           La Sirenita, llamada en danés “Den Lille Havfrue”, es decir, “La pequeña señora del mar”, es una escultura de bronce, emplazada sobre una roca en el mar en el Parque Langelinie, en la bahía del puerto de la capital danesa, donde es instalada el 23 de agosto de 1913, hace pues hoy, cien años justitos. Mide un metro veinticinco centímetros y pesa 175 kilos.
 
            Esculpida por Edvard Eriksen en 1913, la estatua es encargada por el empresario cervecero Carl Jacobsen, que la donará generosamente a la ciudad. El escultor se inspira en el cuento “La Sirenita”, escrito en 1837 por uno de los más célebres autores de cuentos de la historia, el danés Hans Christian Andersen, que al parecer, se habría basado en una leyenda local, y que también inspirará muchas otras realizaciones artísticas, como notablemente, la preciosa película de Disney del mismo nombre.

 
   

           Se cuenta que Eriksen quiso utilizar como modelo a la bailarina danesa Ellen Price, gran estrella del Ballet Real que tendría por entonces unos 35 años, pero ante la negativa de ésta a posar, el escultor habría usado a su esposa como modelo, aunque sin renunciar a ponerle la cara de la bailarina.
  

           La Sirenita ha sido objeto de continuas agresiones que incluso han hecho pensar en desplazarla más adentro en el mar para protegerla  adecuadamente. Así, en 1964 la cabeza de la estatua fue robada, y como nunca se recuperó, hubo de serle colocada una nueva. En 1984 es el brazo derecho el que le es amputado y devuelto dos días después. En 1998 es decapitada de nuevo, aunque como ocurre en 1984 con el brazo, es devuelta de manera anónima. Toda clase de movimientos políticos la han querido utilizar como caja de resonancia de sus reivindicaciones, por lo que ha aparecido ataviada y pintarrajeada con todos los lemas imaginables.
  

           Desde el 3 de junio de 2012, Den Lille Havfrue cuenta con compañía masculina, un sireno llamado Han (“El”) esculpido por Ingar Dragset y Michael Elmgreen, de acero inoxidable que, eso sí, pestañea una vez cada hora.
 
 
            ©L.A.
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