Ocurrió el pasado domingo 4 de agosto, en el Canal 24 horas, y con motivo del Día del Orgullo Gay (ni siquiera en el mundo, que se celebra el 28 de junio, sino en Holanda)... Se trató de un planteamiento de la noticia que en modo alguno me pareció casual, espontáneo o ingenuo, sino muy al contrario, bien buscado e intencionado.
 
            Primero una visión a vuelopájaro del fastuoso festejo en el que consiste hoy el Día del Orgullo Gay en Holanda. La voz en off habla de la lucha de los gays de occidente, a los que viene a atribuir una condición de víctima que se condice mal con la fastuosidad, el colorido y lo masivo de la fiesta, -bien evidente en la propia noticia televisada- en la que ni siquiera falta la presencia de importantes famosos y autoridades. Su lucha, la que la noticia llamaba del “matrimonio igualitario” (la propia expresión es en sí un modelo de retorcimiento y enmascaramiento del verdadero fondo de la cuestión), que no consiste en otra cosa que en la transformación legal de una institución secular y perfectamente denominada e identificada para que ellos puedan llamar así a algo que ellos hacen que es distinto y que, se pongan como se pongan, no es matrimonio.
 
 
Políticos y deportistas celebran el orgullo gay en Holanda http://www.rtve.es/swf/4.2.8/RTVEPlayerVideo.swf

             Acto seguido y sin solución de continuidad, la historia del camerunés Lorenzo, un pobre huérfano al que se presenta de espaldas, sin ni siquiera vérsele la cara (y que por cierto, lleva colgada una cruz del cuello), que vivía en un orfanato camerunés, el cual relata el drama vivido en su país de origen, donde su condición de homosexual le valió del desprecio de todos y hasta ser un día expulsado del orfanato.

 
Lorenzo, un camerunés perseguido en su país por ser homosexual http://www.rtve.es/swf/4.2.8/RTVEPlayerVideo.swf
 
            Discúlpenme, pero no me huele bien, sino más bien, a caso de los de libro de cocinado de noticia, por no llamarlo de otra manera: la identificación de la lucha por los derechos y la dignidad de los homosexuales con la lucha por la legalización del matrimonio entre dos personas del mismo sexo es algo que nos quieren colar a toda costa y a cada minuto. Como si una y otra cosa fueran indefectiblemente inseparables y componentes indisolubles de la misma entidad. Como si no se pudiera militar en una lucha, la del respeto y la igualdad real de homosexuales como Lorenzo, en la que militamos muchos, -entre los cuales, por cierto, éste que se dirige a Vds. cada día en cuerpo y alma-, y no hacerlo en la otra, la de la legalización del matrimonio homosexual, algo que no existe, de la misma manera que no existe el futbol con las manos o el balonmano con los pies, se pongan como se pongan , menos aún, si cabe, si acompañado de la negación del derecho de todo niño a una padre y a una madre.
 
            Ya se lo oímos decir al gay Xabier Bongibault, de la plataforma francesa “Plus gays sans marriage” en esta misma columna, un artículo cuya lectura no me canso de aconsejarles, (), cuando preguntado sobre el porqué de que defendiera una causa como la del matrimonio entre personas del mismo sexo, decía del lobby gay:
 
            “Sus reivindicaciones eran necesarias en los años 70 y 80 [y yo añadiría “y aún hoy en lugares del mundo distintos de occidente, como el caso del camerunés Lorenzo demuestra”], su combate contra las discriminaciones era justo. Pero es una época que yo no he conocido. Tengo veintiún años y no soy víctima de discriminación alguna hoy. Yo pienso que estas asociaciones se sostienen sobre una política de reivindicación permanente”.
 
 
            ©L.A.
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