Pasó 60 años de su vida postrada en cama como alma víctima por los sacerdotes. Se llamaba Petra del Orden y sus familiares y amigos la apodaban cariñosamente "Petrilla". Era un cielo de mujer en la tierra, donde pasó un verdadero calvario de sufrimientos morales y físicos. Dicen que tuvo los estigmas del Señor pero que le pidió a Éste que se los quitase... y se los quitó por su infinita Misericordia. Había temporadas en las que sólo se alimentaba de las especies eucarísticas, como Marta Robin, en Francia.
Numerosos sacerdotes la visitaron en su casa de Pampliega, en Burgos. Uno de ellos, que prefiere mantenerse en el anonimato, destaca hoy "su dulzura y su intensa vida de oración, unida a una humildad y generosidad sin límites".
Petrilla oraba sin cesar y ofrecía todos y cada uno de sus horribles dolores por las vocaciones sacerdotales y por su perseverancia frente a las adversidades. De su pluma brotaron versos y pensamientos que algún día verán la luz; composiciones poéticas de una gran mística que recuerdan a las de Santa Teresa de Jesús.
Falleció en olor de santidad un 27 de enero de 2010, en completo silencio. Sin alharacas ni ostentaciones. Su admirable vida de entrega ha dado y dará sin duda inefables frutos a las almas consagradas de las que depende la salvación de otras muchas. Descanse para siempre en paz Petrilla en la Casa del Señor.
Más información sobre Petrilla y la alemana Theresa Neumann en: https://www.facebook.com/josemariazavalaoficial