Esta pregunta es lógica. Todos nos hemos preguntado alguna vez: ¿Para qué estoy yo en esta vida?

Unos dirán: para trabajar. Otros: para pasarlo bien.

Pues ni una cosa ni otra. Hay que trabajar, porque hay que comer. No está mal divertirse algo sin pecar.

Pero la única razón de que estemos en este mundo es para que hagamos buenas obras, y así alcanzar la gloria eterna.

RECIBÍ ESTE BONITO PENSAMIENTO
"La Vida se nos ha dado para buscar a Dios, la muerte para encontrarlo, la eternidad para disfrutarlo".

Víctor Frankl, judío como Freud, y conciudadano suyo, pues los dos eran de Viena, dijo que lo más importante no es el sexo, como dijo Freud, sino tener una razón para morir.

Por eso el ateo vive con la inquietud del más allá.

En la tumba de un ateo estaba este epitafio: HE VIVIDO EN LA DUDA. MUERO EN LA INCERTIDUMBRE.

¡Qué triste!

Los creyentes morimos con la esperanza de la gloria eterna si hemos practicado el bien. Por eso morimos con paz.

JORGE LORING, S.I.
jorgeloring@gmail.com
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