Con este título…, más de uno puede pensar que me refiero a lo que vulgarmente se conoce cómo llevar una doble vida, por tener dos familias. Pero no es este el caso, porque, porque una doble vida la llevamos todos desde que nacimos y la llevaremos hasta que nos muramos. Me explico.
Así como los ángeles y los demonios son seres simples, perteneciendo su ser al llamado orden espiritual, en cambio nosotros somos todos unos seres híbridos, porque pertenecemos a dos órdenes diferentes, o mejor dicho estamos integrados en dos órdenes diferentes, somos a un mismo tiempo espíritu y materia, esta situación transitoria que tenemos, nos crea unas grandes dificultades de las que más adelante vamos a tratar. Nuestra situación de seres híbridos podemos estimarla como transitoria, puesto que con muestra muerte, quedamos liberados de la servidumbre de nuestra materia, pues ella, es decir, nuestro cuerpo concluye su ciclo, acaban sus servicios a nuestra alma y como toda materia fenece y se descompone, ella también fenece y se descompone por la lo propio es espíritu es la incorruptibilidad y lo de la materia es la corruptibilidad.
Tengo la seguridad de que la mayoría de mis lectores, están pensando en este momento en el dogma de la Resurrección de la carne. Cierto, ellos recibirán, y por supuesto yo también, como todo hijo de vecino, si es que nos salvamos, recibiremos un cuerpo glorioso, del que ahora vamos a tratar; cosa esta que espero ansiosamente y que ahora solo puedo considerar que será probable, porque nadie tenemos asegurada, nuestra salvación. Y uno se pregunta: ¿la resurrección de la carne les afectará también a los que se hayan condenado? En escatología son pocas las verdades reveladas y hay mucha más suposiciones que certezas, y estas suposiciones, los teólogos siempre las apoyan esencialmente en nuestra lógica humana. Por lo tanto apoyándonos en esa lógica humana, a la pregunta hay que responder que no, que no recibirán ningún cuerpo glorioso. El cuerpo glorioso dadas las características de este que por eso se califica como glorioso, más bien da idea de la idea de premio, que la de castigo.
El cuerpo glorioso, que Dios otorgará a los que se salven, para mí tiene características de premio, que de castigo, como decía antes y no tenemos más que analizar las cualidades de un cuerpo glorioso, para ver que todo ser humano le gustaría tener ya ese cuerpo; poder volar como las aves, sin límite alguno de altura o de distancia, atravesar paredes y todo cuerpos materiales opacos, o visitar no la tierra, sino el universo entero, tardando menos en recorrer millones de años luz más deprisa que viajar en el metro de una gran ciudad. Por lo tanto es de pensar que los condenados en el infierno carecerán de un cuerpo, sea este espiritual glorioso o del cuerpo material que en vida tuvieron, pues este lo dejaron en la tierra. La conclusión pues, es la de pensar que en el infierno no hay materia, todo pertenece al orden del espíritu, tanto los demonios como las almas condenadas. Y al no haber materia, no existe la necesidad de ubicación del infierno en el espacio, es decir el infierno no es un lugar, afirmación que ya realizó en su día, Juan Pablo II que espero con alegría que pronto lo veamos en los altares. Esta afirmación de Juan Pablo II, cuando la realizó en su momento, levantó una gran polvareda en los medios de comunicación que se despacharon con titulares como: “El papa ha dicho que el infierno no existe”.
La idea que muchos tienen de la Resurrección de la carne, es pensar que su mismo cuerpo material que ahora tienen será el mismo, que tendrán después es decir, que continuaremos nuestra vida material terrestre en el cielo y por supuesto con el mismo cuerpo. La fuerza del instinto antropomórfico que todos tenemos, les lleva a pensar a mucha gente en un cielo tal como lo concebían los hebreos, que dividían el cielo en tres esferas concéntricas, siendo en la tercera donde se situaba el trono de Dios. En otras palabras el cielo era totalmente material y ubicado en el espacio de arriba mientras que el infierno se situaba en el centro de la tierra.
San Pablo, trato ya este tema y nos dejó dicho: “42 Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos: se siembran cuerpos corruptibles y resucitarán incorruptibles; 43 se siembran cuerpos humillados y resucitarán gloriosos; se siembran cuerpos débiles y resucitarán llenos de fuerza; 44 se siembran cuerpos puramente naturales y resucitarán cuerpos espirituales. Porque hay un cuerpo puramente natural y hay también un cuerpo espiritual”. (1Cor 15,44-45). Como vemos San Pablo no reconoce que nuestros cuerpos gloriosos resucitados serán espirituales no materiales.
Como sabemos nuestra alma pertenece al orden espiritual, que es el orden del al que pertenece el Señor, que es Espíritu puro. En el orden espiritual, al igual que en el orden material existe una moneda necesaria para adquirir bienes, en el orden del espíritu, la moneda existe también y es necesaria tenerla para adquirir bienes espirituales, esta se llama amor y por medio de él no hay bien espiritual que se nos resista, todo lo podemos adquirir y además de forma inmediata, el pago es siempre al contado nunca a plazos y la transacción no requieren tiempo, es siempre de inmediato, dado que todo transcurre, sin sujeción al dogal del tiempo, sino en la eternidad, porque lo propio del espíritu es la eternidad, ya que el espíritu jamás fenece, mientras que lo propio de la materia es el tiempo, porque la materia, tarde o temprano siempre fenece, jamás alcanza la eternidad.
Nuestra vida, se desarrolla en una continua lucha entre las apetencias o deseos de nuestro cuerpo, y las de nuestra alma. Lo que desea nuestro cuerpo es completamente repudiado por nuestra alma y lo que desea nuestra alma, es repudiado por nuestro cuerpo. Y esta continua lucha entre los deseos de nuestro cuerpo y los deseos de nuestra alma, es lo que denominamos lucha ascética, Burdamente, o a groso modo se podría pensar, que cuando en esta lucha al final vence el alma, ella al verse liberada del cuerpo que la ata sale corriendo a buscar el amor supremo que siempre está deseando hallar para unirse, a Él, porque Él fue su Creador y todo lo creado busca a quien los creó, por el contrario, si es el cuerpo el que termina dominando al alma, el destino de esta es bien conocido.
Es por esto, por lo que podemos pensar que lo nuestro es una doble vida, por un lado la que desea llevar nuestro cuerpo y por otro la que desea llevar nuestra alma, pero mientras dure la contienda, es decir mientras estemos en esta mundo, cabe la posibilidad de jugar llevando una doble vida, pero cuando abandonemos este mundo, eso es imposible. Es el caso de que en esta contienda, a la que está sometido todo ser humano, no hay medias tintas ni posibilidad de transaccionar, porque bien claro dijo el Señor_ “23* El que no está conmigo, esta contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama”. (Mt 12,23).
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. LOS DESEOS HUMANOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316298
- Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281
- Conocimiento del cuerpo, conocimiento del alma 23-07-11
- Belleza de lo visible y de lo invisible 04-12-12
- Necesidad de lo material en lo espiritual 24-06-09
- En torno a la necesidad de lo material 01-07-09
- Ser y estar o tener 11-08-10
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- Dicotomía básica ¿salvación o condenación? 17-09-11
La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.
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