Toda la vida, los hombres caballeros han sido galantes con las damas: cederles el paso ante una puerta, o el asiento en el autobús, etc.
Pero hoy a algunas feministas parece que no les gusta eso. Prefieren ser tratadas como si fueran hombres. Rechazan las galanterías.
Eso es una pena. El ser femenina es un encanto de la mujer.La mujer debe ser femenina, lo mismo que el hombre debe ser varonil.
Ni la mujer debe ser un marimacho, ni el hombre una damisela. Hay virtudes específicas de cada sexo.
Lo mismo que los cromosomas nos dan un cuerpo distinto, también nos dan un modo de ser distinto.
Somos diferentes en muchas cosas, aunque seamos iguales en los derechos de ciudadano.
JORGE LORING, S.I.
COMUNIDAD JESUITAS.
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