Año del Señor 2022
27 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Mª Jesús nos lleva al Señor. Que pase un feliz dia.
LA LUZ DE LA NAVIDAD
Faltaban unos 3 minutos para empezar la Eucaristía del domingo. Los domingos tenemos en la Iglesia la Misa porque viene bastante gente. El sacerdote ya estaba revestido para salir… La organista enchufa el órgano para entonar el canto de entrada y… nada que no suena… no se enciende el órgano.
Piensa: algo está mal enchufado; rápidamente desenchufa todo, vuelve a enchufar y… nada que no se encienda. Primeros nervios, ¿Qué hacer? Cambia de enchufe al más cercano y nada, algunos se acercan mientras el reloj de la torre empieza a dar las 11.
“Traed la fuente de alimentación del otro órgano, a ver si es eso”. . Volando lo traen y… nada que no se enciende. Ya no podemos hacer esperar más y cantamos a capela toda la Misa. Gracias a Dios, sin acompañamiento, pero salió con dignidad. Se ha debido estropear el órgano, es lo que concluimos.
Después con más calma, repensamos qué podía ser.
Resultó que se había bajado un diferencial de la luz y una parte de la Iglesia se había quedado sin energía eléctrica, ese era el motivo. No se había estropeado el órgano, ni la fuente de alimentación, ni el enchufe…
Cuando en silencio pensaba esta anécdota el Señor me hizo ver la importancia del discernimiento. ¡Qué importante es el discernimiento para todo! Qué necesario es conocer el motivo, la raíz o la fuente, por el que hacemos las cosas, la causa que provoca ciertas actuaciones nuestras: contestar rápidamente, casi sin reflexión, callar con enfado, ser impacientes, etc. puede tener el origen en un dolor de cabeza, en un juicio interno, en un recuerdo pasado…
Dios sabe qué tenemos que nos hace estar desajustados y por eso necesitamos discernir de dónde procede porque si solo miramos los síntomas, estos vuelven una y otra vez. ¿Por qué me pone nerviosa esta persona, o esta situación? ¿Por qué soy menos tolerante en unos casos de lo que soy normalmente?... Según su procedencia así será nuestra actuación para que sea eficaz, como con el órgano. No hay que cambiar la cara, poner una sonrisa y ya. Hay que encontrar la procedencia del desajuste, como nos pasó con el diferencial, ¿qué hace diferente cada gesto?... el amor que Dios pone en nuestro interior. ¿Por qué no sale ese amor? ¿Con qué lo tengo sepultado? ¿Cuándo se bajó mi diferencial?
Dios sabe qué tenemos y por eso hemos de acudir al Señor a pedirle que nos dé luz. Vamos sencillamente a decirle qué nos pasa en un ratito de oración, le pedimos que nos ilumine con su Espíritu Santo y escuchamos a Jesús. Él es la Palabra que se ha encarnado: Nos estamos preparando para recibirle. Viene con su Luz, por eso los adornos principales de este tiempo son de luz: Velas, luces de colores… Quiere iluminar todo en nuestra vida. El te conoce y te ama.
Hoy el reto es que cuando te admires de las luces que adornan las calles, que adornan los escaparates, que adornan el Belén de tu casa o el árbol, por dentro pidas la Luz del Espíritu Santo para acoger a Jesús en tu vida e irradiar amor.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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