Se hacía esta pregunta Angeles Conde en el periódico La Razón del domingo pasado. El Papa debe nombrar pronto al número dos del Vaticano, al secretario de Estado. Y ya empiezan las cávalas. No sabemos lo que hay en la mente del Papa, pero en las quinielas de muchos aparecen tres nombres.
Un nombre que se baraja es el cardenal español Santos Abril y Castelló. Un experimentado diplomáticos, que dirigió, entre otras, la embajada del Vaticano en Argentina. Muy bien conocido por el Papa Francisco. El aprecio del Papa a España es bien sabido por distintas razones. Su Fundador era español. El primer nombramiento importante en el Vaticano ha recaído en un español, el Superior General de los Franciscanos . Y a la hora de pensar en una remodelación de la Curia, el Cardenal Santos Abril no es curial, y puede obrar con más libertad y objetividad. A los españoles nos encantaría este nombramiento.
Pero no se habla solo de Santos Abril, sino también del cardenal Rodríguez Maradiaga, peso pesado, miembro del grupo de expertos asesores nombrados por el Papa para poner en orden la Sede del Gobierno de la Iglesia. Tiene este cardenal una especial categoría debido, entre otras cosas, a su cargo de Presidente de Cáritas Internacional. El Papa tiene una mucha querencia por todo lo que se relacione con la atención a los necesitados. Poner al frente de la Curia a un experto en caridad va mucho con el talante del Papa Francisco.
Aún queda otro. Se trata del cardenal Giuseppe Bertello, gobernador del Estado del Vaticano nombrado por el mismo Papa actual, y con el que tiene un trato muy frecuente. Es un hombre de la plena confianza del Romano Pontífice. Es también miembro de la comisión encargada de modificar la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” sobre la Curia Romana.
Dicen algunos que este nombramiento clave no se hará antes del fin del verano. Pero es muy probable que se haga antes. Puede ser una de las noticias esperadas en torno a mediados de este mes. El Papa Francisco es imprevisible. Basta que perciba el “soplo del Espíritu” para poner en marcha la “maquinaria”. Y por lo que vemos él no quiere perder mucho tiempo, porque “el rebaño” no espera. Las ovejas hay que atenderlas ya, con calor o sin él. Entre esas noventa y nueve ovejas que hay que buscar están los que trabajan en la Sede Central de la Iglesia, que el Papa quiere convertirla de verdad en un instrumento de servicio en la caridad a la Iglesia y a todo el mundo.
Si el Papa ha dicho que no se va de “veraneo” a Castelgandolfo será porque hay mucho que hacer en el Vaticano. Entre esos quehaceres está el nuevo nombramiento del número dos, del que van a depender proyectos de envergadura que Francisco lleva en la mente y en el corazón.
Juan García Inza
juan.garciainza@gmail.com