No hay poder más grande en el mundo…, que el amor y no solo en el mundo, sino por supuesto también en el universo y aún más en todo el orden material  y espiritual creado por Dios. Él es el absoluto creador de todo y Él precisamente es amor y solo amor, su esencia de Espíritu puro es el amor (1Jn 4,16). Por ello el amor y la fuerza que este tiene emana dice directamente de Dios y por ello es el amor la fuerza más poderosa que existe en todo orden sea este espiritual, material u otro orden que pueda existir y que nosotros desconocemos, porque si este existe, estará creado por Dios, que es el único Ser que puede crear, y por lo tanto todo lo qye cree, siempre será inferior a Él mismo, y el amor seguirá siendo la fuerza más potente que existe y existirá.

            Y esto es así, porque Tú ¡oh! Dios eres amor y solo amor y para integrarnos en la gloria que emana de ese amor creaste a millones y millones de personas y a millones de millones ángeles, de los cuales la cola del Dragón, hizo caer a la tierra una tercera parte de ellos: “3Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. 4 Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra.”. (Ap 12,3-4). Pero los dos tercios que vencieron, superaron la prueba de ser fieles a tu amor, y ahora participan de tu amor y de tu gloria.

            Y esto es lo que nosotros, que también somos miles millones de seres humanos, es lo que deseamos; superar la prueba de amor a Ti, que es para los que estamos en este mundo, lo que necesitamos para unirnos en tu gloria con tus ángeles y con  aquellos ya nos han precedido.

            Los siglos XI y XII, como sabemos fueron muy fecundos en santos y santidad de fieles y también de reyes como Fernando III el santo de España, San Luis rey de Francia y otra serie de reyes y gobernantes en la Europa del este. Entre los santos que descollaron en aquella época está Bernardo de Fontaine, más conocido como Bernardo de Claraval, por ser el nombre de Claraval el de la abadía cisterciense de donde este santo era abad, gran teólogo, sobre todo reformador de la orden del cister. Y este santo señalaba que el amor se basta a sí mismo, que es su propio fin, su propio mérito, su propio premio. No busca ninguna causa más allá de él, ni fruto fuera de sí. El mismo acto de amar es el mayor premio del amor, porque amar con un amor puro y desinteresado a Dios, que es el supremo objeto de todo amor, tendrá que ser el gozo más puro y más perfecto y el mejor de los premios. Y él exclama: “Amo, sencillamente porque amo; y amo para amar” (Sermón 83 de Cantica)”.

            El amor es un sentimiento fuerte. En el libro del Cantar de los Cantares, se puede leer: El amor es fuerte como la muerte”. (Cant 2,16). Y sobre todo, es el más fuerte de todos los sentimientos, si es que lo definimos como un sentimiento, pero el amor es algo mucho más grade, es el Todo de todo. Y este así, porque es Dios mismo el que es amor y solo amor (1Jn 34,16). La esencia de Dios es el amor.

            Asimismo en el parágrafo 239 del Catecismo de la Iglesia católica, se hace la afirmación de la fortaleza del amor divino, al decir que: “El amor de Dios a Israel es comparado al amor de un padre a su hijo (Os 11,1). Este amor es más fuerte que el amor de una madre a sus hijos (Is 49,1415). Dios ama a su Pueblo más que un esposo a su amada (Is 62,4-5); este amor vencerá incluso las peores infidelidades (Ez 16; Os 11); llegará hasta el don más precioso: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3,16)”.

      Son dos, los sentimientos humanos que se caracterizan por su fuerza; uno es el amor y el otro es el odio, que como sabemos es la antítesis del amor. En el cielo reina el amor a todos y entre todos, en el infierno de la misma forma, en vez del amor reina el odio, a todo y entre todos los propios condenados. Desde luego que la fortaleza del odio es tremenda en la persona, y cuando alguna de ellas está dominada por esta desgracia, el sufrimiento del que odia es atroz, porque odiar es una desgracia y un sufrimiento, y más sufre el que odia, que  el que es odiado, que muchas veces ni se entera de que lo odian. Una persona que odia es capaz de todo, pero el amor es más fuerte que el odio y el odio puede ser vencido con la fuerza del amor. Es San Juan de la Cruz el que escribe: “Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor”.

            La fuerza del amor es superior a la del odio y el amor, el solo es capaz de curar el desamor y desde luego el odio, por muy fuerte que este sea, con el tiempo todo se termina rindiéndose a esta fuerza superior que es el amor. El hombre que ama de corazón, tanto en el plano natural como en el sobrenatural, se encuentra fortalecido, pero sobre todo se siente feliz. El ejercicio del amor y el sentirse recipiendario del amor de los demás y desde luego del amor de Dios sobre él, le produce seguridad, felicidad y fortaleza. Es como si el propio amor nos transfiriera su propia fortaleza.

            Pensemos también, que de la misma forma que la esencia del Dios es el amor, la esencia del demonio, es la antítesis del amor, que en este caso es el odio. El amor es increado, porque pertenece a Dios que es  increado, porque el amor, es la esencia misma de Dios que es el Increado y eterno. El odio ha sido siempre creado por las criaturas, que el Dios que es Increado ha creado.

            Y esta es la razón más trascendente de la fortaleza del amor sobre su antítesis que es el odio. El odio no ha sido creado Por Dios, sino que han sido sus criaturas los que lo han creado.

            De otro lado el ejercicio del amor sobre todo el del amor sobrenatural, fortalece el alma y eleva su nivel de vida espiritual, que en definitiva se mide en razón de la intensidad con que ella misma, ama al Señor.   Según la opinión del abad Benedikt Baur O.S.B. Nosotros somos más perfectos, cuanto más amamos y ese nivel de amor a Dios nos fortalece tanto más cuanto más amamos. Y por el contrario el odio antítesis del amor, nos debilita y llega a anular la existencia de la vida espiritual de un alma.

            En definitiva hemos de pensar que a este mundo, hemos venido a pasar una prueba de amor, y el que más ama es y será el que obtenga mayor puntuación en la prueba, y adquiera un mayor grado de glorificación en su eterno destino final.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

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