El domingo pasado celebramos la solemnidad del Corpus Christi, recordando la importancia que la Eucaristía tiene para todos nosotros. Quizás en esta solemnidad pueda quedar desdibujada la relación entre Eucaristía y comunidad de fieles, por eso traigo aquí un fragmento de una obra pequeña en tamaño, pero inmensa en su profundidad “La Fraternidad Cristiana” escrita por el entonces profesor Ratzinger, hoy Papa Emérito, Benedicto XVI:

 

¿Cómo puede realizarse en concreto la fraternidad de los miembros de una parroquia? A este respecto puede ayudarnos, adicionalmente, la consideración de la antigua significación verbal de eclessia, pues esta palabra no solo significa “Iglesia” y “comunidad local”, sino también “reunión de culto”. Estos tres significados no se encuentran simplemente yuxtapuestos uno junto al otro, sin ningún tipo de relación, sino que son en realidad tres escalones de un mismo significado y por consiguiente, se solapan unos con otros. Están tan unidos unos con otros que podría decirse que la única Iglesia está representada concretamente por la comunidad local. Y la comunidad local se realiza, a su vez, como Iglesia en la reunión de culto, es decir, principalmente en la celebración de la Eucaristía. Por lo tanto, la fraternidad cristiana exige, concretamente, la fraternidad de las distintas comunidades parroquiales. Y esta fraternidad tendrá de nuevo su fundamento decisivo y su fuente primera en la celebración de los misterios sagrados. De hecho, la teología clásica de la Iglesia ha entendido la Eucaristía no tanto como “encuentro del alma con Cristo” sino como la “concorporatio cum Christo”, la unión de los cristianos en el único cuerpo de Cristo. (Joseph Ratzinger. La Fraternidad Cristiana, 5)

 

El entendimiento de los sacramentos es fundamental, ya que a veces perdemos el norte y tendemos a recluirlos en el espacio personal de cada uno de nosotros. Todos los sacramentos tienen una dimensión comunitaria, que no por ello, deja de ser extremadamente sagrada. No se trata de una dimensión social ni de animación cultural, como algunas veces podemos encontrar. Se trata de aspectos de trascendencia que nos implican como comunidad de fieles.

 

En el texto Joseph Ratzinger señala tres aspectos de la Iglesia que son igualmente importantes y fundamentales:

 

 Tres dimensiones que no pueden excluirse ni primarse unas frente a otras. El ejemplo de texto es estupendo: “tres escalones de un mismo significado y por consiguiente, se solapan unos con otros”.

 

La parroquia se realiza, “como Iglesia en la reunión de culto, es decir, principalmente en la celebración de la Eucaristía”, siendo la Eucaristía un elemento central e imprescindible que nos conduce a “la unión de los cristianos en el único cuerpo de Cristo”. El Cuerpo de Cristo, tiene una dimensión sagrada y comunitaria que es central e imprescindible. En la solemnidad del Corpus Christo, Papa Francisco nos invitó a realizar la adoración eucarística en nuestras parroquias y al mismo tiempo en todo el mundo.  Desde mi humilde punto de vista, el texto y la invitación del Papa, son coincidentes en la centralidad e importancia de la adoración y el sacramento de la Eucaristía para las comunidades cristianas.

Ahora nos toca a nosotros reflexionar sobre el sentido de la Eucaristía en nuestra vida cristiana e intentar ser más conscientes de la dimensión de unidad que conlleva comulgar en cada misa.