Viene sabrosote ayer nuestro periódico. En uno de los titulares, leo que el más joven de los obispos españoles, el de Solsona, quiere cambiar los estatutos de Cáritas para “excluir de la toma de decisiones a personas que no vayan a misa o que no estén confirmadas”. Y si no lo están actualmente, no hay problema: como la propia noticia indica, “el obispo les indicará dónde podrán hacer un curso Alpha, o un ‘Tornar a Creure’ (Volver a creer) u otra fórmula para redescubrir la fe, llegar a encontrarse con Cristo y ser sus discípulos. Novell estará encantado de confirmar a tantas personas como haga falta, después de una buena formación”.
En el otro, leo que el Papa Francisco, comentando el evangelio de Marcos, ha recordado el reproche de Jesús a los discípulos que querían alejar de él a los niños que la gente le llevaba. “Pensemos en el santo pueblo de Dios, pueblo sencillo, que quiere acercarse a Jesús –dice Francisco-. Y pensemos en todos los cristianos de buena voluntad que se equivocan y en vez de abrir una puerta la cierran. Y pidamos al Señor que todos aquellos que se acercan a la Iglesia encuentren las puertas abiertas para encontrar este amor de Jesús”.
Muchos dirán que lo uno es perfectamente compatible con lo otro. Otros dirán que Novell propone un camino y Bertoglio otro, o sea, que toca elegir.
Por lo que a Cáritas respecta, a lo mejor el dilema es más bien conseguir que sean más cristianos (o no cristianos) los que se acerquen a ayudar, y no que los que se acerquen a ayudar sean más cristianos. Al fin y al cabo, acercarse a Cáritas es, per se, una manera de ser más cristianos… ¿no dijo alguien que “Deus Caritas est”?
©L.A.
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