El papa Francisco comenzó el 8 de noviembre la explicación de la Eucaristía durante las Audiencias de los miércoles. Para él y para un cristiano que tenga sentido de fe, es el corazón de la Iglesia.
Comienza el Papa con una historia preciosa: “En el año 304, durante las persecuciones de Diocleciano, un grupo de cristianos, del norte de África, fueron sorprendidos mientras celebraban misa en una casa y fueron arrestados. El procónsul romano, en el interrogatorio, les preguntó por qué lo hacían, sabiendo que estaba absolutamente prohibido. Y respondieron: ‘Sin domingo no podemos vivir’, que quiere decir: si no podemos celebrar la Eucaristía, no podemos vivir, nuestra vida cristiana moriría”.
El objetivo que se marca el papa Francisco es claro siguiendo el criterio del Concilio Vaticano II. Allí se inició una renovación de la Liturgia. La iglesia vive de ella, especialmente de la Eucaristía, como señaló Juan Pablo II. “Y es precisamente este también el objetivo de este ciclo de catequesis que hoy empezamos: crecer en el conocimiento del gran don que Dios nos ha donado en la eucaristía. La eucaristía es un suceso maravilloso en cual Jesucristo, nuestra vida, se hace presente. Participar en la misa «es vivir otra vez la pasión y muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser ofrecido al Padre por la salvación del mundo»”.
Siendo la Eucaristía la vivencia de la Pasión de Jesús en la cruz, el Papa se plantea algunas cuestiones inmediatas. ¿Cómo hacemos la señal de la Cruz? La cantidad de garabatos que se presencian es una verdadera lástima. Es posible que se hagan con mucho fervor; la realización deja mucho que desear. Cuando el Papa insinúa que enseñemos a los niños a realizar bien la señal de la Cruz, nos está diciendo que comencemos por nosotros mismos. Ellos aprenden cuando nos ven a nosotros.
La Misa tampoco es un espectáculo. Por eso el Papa usa de ironía cuando señala: “Levantar el corazón”, no quiere decir «levantar los móviles». Creo que el equilibrio es bueno. A veces puede ser un momento único en la vida, una determinada celebración, no debemos abusar.
Termina el Papa con una idea importante: A a través de los signos sacramentales, tocamos la realidad espiritual. Por es muy importa conocer los signos de la Eucaristía. “Es muy importante volver a los fundamentos, redescubrir lo que es esencial, a través de aquello que se toca y se ve en la celebración de los sacramentos. La pregunta del apóstol santo Tomás, de poder ver y tocar las heridas de los clavos en el cuerpo de Jesús, es el deseo de poder, de alguna manera, «tocar» a Dios para creerle. Lo que Santo Tomás pide al Señor es lo que todos nosotros necesitamos: verlo, tocarlo para poder creer. Los sacramentos satisfacen esta exigencia humana. Los sacramentos y la celebración eucarística de forma particular, son signos del amor de Dios, los caminos privilegiados para encontrarnos con Él”.