Estamos inmersos en el mundo de la comunicación, esencial para ofrecer noticias y dar a conocer tantas actividades como se prodigan desde los organismos e instituciones oficiales, hasta la más modesta asociación.
El Secretariado diocesano de pastoral obrera de Córdoba tambien tiene su Hoja informativa, dirigida por Mari Carmen Martinez, que recoge, por una parte temas doctrinales y, por otra, sugerencias y actividades.
En su último numero de abril, inserta en sus páginas un pequeño trabajo titulado "Cosas que hacer en tiempos de crisis", extraído de la publicación "Algo nuevo está naciendo".
Parte de un principio básico: todos somos co-responsables y todos formamos parte de la sociedad. No sería lógico esperarlo todo de las diferentes autoridades del Estado sin comprometerse activamente en la búsqueda de soluciones, ni tratar a las víctimas de la crisis como meros destinatarios de le generosidad y compromiso de los que se encuentran en mejores condiciones. Es el momento de la participación de los más empobrecidos. También los pobres han de optar activa y responsablemente por los otros pobres.
He aquí una lista de lo que todos, en mayor o menor grado, podemos hacer en esta crisis:
Primero, favorecer la cultura de la gratuidad o el don, ya que lo más valioso de la vida sigue siendo gratuito, lo más valioso no es lo que hemos conquistado nosotros sino lo que nos ha sido dado. Frente a una cultura del beneficio y la competencia, es urgente reforzar la cultura de la gratuidad y el don.
Segundo, educarnos en la sensibilidad hacia los empobrecidos. Que ningún dolor nos sea indiferente; que el sufrimiento de los más débiles centre la atención y el interés de todos. Creyentes y no creyentes coincidimos en reivindicar el valor inviolable de la persona humana, especialmente de los más débiles.
Tercero, alentar una nueva creatividad solidaria. Es posible pasar de la lamentación a la acción, de la queja a la búsqueda, del pesimismo a la esperanza. Es especialmente loable la cultura empresarial que crea empleo y riqueza.
Cuarto, avanzar hacia austeridad deseada. Podemos vivir con menos. Podemos convertir la necesidad en virtud. La felicidad no depende de las cosas que tengamos o dejemos de tener, sino de la calidad de nuestras relaciones.
Quinto, fortalecer las redes sociales solidarias para que puedan sanar las heridas de la marginación y significar a pie de obra que "otro sistema económico es posible". Nadie está excluido del esfuerzo de la solidaridad.
Sexto, moralizar los comportamientos, los de todos, especialmente los de nuestros dirigentes, para que sean así generadores de esperanza.
Y séptimo, estimular la cultura del ahorro y el ahorro social. Pequeñas o grandes cosas, según se miren, que todos podemos realizar para afrontar así la crisis que sufrimos.