En un pesebre, a las afueras de Belén, comienza Dios su aventura entre los hombres. No le encontraremos entre los poderosos, sino en los débiles. No está en lo grande y espectacular, sino en lo pobre y pequeño. Estamos ya en vísperas de la Navidad más difícil, más dramática, y a la par, más necesitada, más ardiente. Gloria Fuertes describió hermosamente el momento histórico de la Gran Noticia: "Cuando todas las esperanzas estaban enterradas, todas las fuentes secas, todas las preguntas calladas, todos los fuegos apagados, entonces, en medio de la noche, la débil fuerza de una semilla, rompió la costra de la tierra". Hoy, también podemos decir nosotros: "Cuando la humanidad entera se siente golpeada por una pandemia que nos encadena y golpea sin piedad, cuando la sociedad busca todos los remedios humanos en los pozos de la ciencia, cuando las luces de Occidente parpadean entre desánimos crecientes, una Luz brilla en el horizonte y escuchamos de nuevo la Gran Noticia, con la que comenzó la verdadera "revolución del Amor": "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros".Desde ese momento bendito podemos decir, humilde pero plenamente, que Dios está en la carne trémula e inocente del niño que se abre a la vida; Dios está en el amor total y fiel del hombre y de la mujer que se han forjado un solo corazón; Dios está en la carne marchita y arrugada del anciano cargado de años y de achaques; Dios está en el cuerpo dolorido del hermano que sufre y se desmorona; Junto a las voces sarcásticas que quieren "desmontar" la Navidad para entronizar un "laicismo ideologizado, politizado e históricamente falso", recibimos estos días, en caravana multicolor, los "christmas navideños", entonando en las alturas un himno de esperanza infinita y de alegría verdadera. El del obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández, con unas palabras de san Juan de Ávila, doctor de la Iglesia: "La Virgen es la enfermera del hospital de la misericodia de Dios, donde los llagados se curan", y este anhelo en unas letras de su puño y letra: "Que en estos días sientas la ternura de María, en la misericordia de Dios que este Niño nos trae". El christma del arzobispo castrense de España, Juan del Río, con una frase del papa Francisco: "Construir la paz es un arte que requiere serenidad, creatividad, sensibilidad y destreza", y a continuación, su mejor deseo personalizado: "Que el Nacimiento de Cristo colme de alegría y paz tu corazón y llene de bendiciones el Nuevo Año. ¡Muchas felicidades! Y me encomiendo a tus oraciones". El christma de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, en el que su presidenta Olga Caballero, desea "feliz Navidad y un año 2021 lleno de esperanza", recordándonos con el papa Francisco, que "la Navidad revela el inmenso amor de Dios por la humanidad". El christma del Seminario diocesano misionero "Redemptoris Mater" san Juan de Ávila, en el que evoca unas palabras de Isaías: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande", enlazándolas con el momento que vivimos: "En este mundo envuelto en las tinieblas de la pandemia y la cultura de la muerte, el pequeño Niño de Belén surge resplandeciente como nuestra única luz, alegría y esperanza". Y así, tantos mensajes como nos llegan estos días para celebrar cristianamente la Navidad, para abrir de par en par el corazón a la llegada del Salvador del mundo, como anunciaron los ángeles, los primeros periodistas de la historia, a los pastores de Belén.