El siervo de Dios Agustín Rodríguez Rodríguez [sobre estas líneas saliendo de la catedral primada junto a Alfonso XIII] encabeza el grupo de mártires -sacerdotes, seglares, religiosos- que la Archidiócesis de Toledo sigue trabajando en su fase diocesana. Una vez más nos encontramos ante un hombre absolutamente polifacético y, sobre todo, ante un apóstol. Aquí su vida y martirio:
Rodríguez Rodríguez, Agustín (464martires.es)
Don Agustín era el Teniente Vicario General del Arzobispado de Toledo cuando llegue la hora del martirio. Pero queremos hablar de su faceta académica e investigadora. Fue nombrado Académico de Número el 15 de noviembre de 1921, con un notable discurso que tituló El Hospital de San Juan Bautista, extramuros de Toledo, documentadísimo trabajo de investigación y de Historia. No podemos olvidar en este relato que, en sus investigaciones en dicho hospital, don Agustín descubrió una pequeña escultura del Resucitado hecha por el Greco. El Greco como escultor fue un tema que el siervo de Dios estudió larga y concienzudamente. La noticia apareció primero en El Castellano, el 4 de octubre de 1921:
En la publicación mensual Toledo, revista de arte, de diciembre de 1921, se informaba del descubrimiento de la talla por parte de don Agustín Rodríguez
Destrozada en 1936
Bajo estas líneas, Pelayo Más -en un álbum de fotos hechas por él y que regaló al cardenal Gomá-, incluía precisamente el sacrílego resultado de la mano profanadora en el Cristo Resucitado de El Greco.
La talla, que representa a Cristo desnudo, fue restaurada a principios de los años cincuenta con el fin de recomponerla, pues estaba mutilada en varios trozos. Consta de ocho fragmentos originales como resultado de la mutilación de los brazos y las piernas sufrida en 1936. Del hallazgo de sus restos en la iglesia del Hospital Tavera da fe el testimonio de uno de los integrantes del Comité de Defensa del Patrimonio en Toledo:
Cuando nos íbamos a marchar de allí nos llamó la atención un montoncillo de trocitos de figura rota que había en un rinconcito limpio que hacía uno de los costados de la cajonera con la pared; la recogimos cuidadosamente y Cecilio las fue uniendo como pudo hasta darse cuenta de que eran los trozos de la escultura de Cristo resucitado, la única hecha por el Greco, de muy pequeño tamaño, de la que Cecilio tenía noticia.
Durante la restauración de 2014 se pudo comprobar que todos los fragmentos que aparecen en la imagen excepto uno (hay una mano de más) corresponden a la obra, y que las pérdidas de material original afortunadamente fueron bastante pequeñas [Cf. Sonia Tortajada: El Greco escultor. Nuevos datos para su estudio. Boletín del Museo del Prado (Tomo XXXV, nº 53 – 2017). El Museo del Prado solicitó al Arzobispado la fotografía anterior para ilustrar este artículo.
Finalmente, bajo estas líneas, expuesto en la Sacristía del Hospital Tavera de Toledo: