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Cardenal O´Malley trabajando de mesero en un comedor para pobres
de su arquidiócesis. |
Las imágenes del Papa Francisco besando niños, manifestando afecto a los enfermos y cercano con todo el mundo han posibilitado un nueva forma de empatía entre la Iglesia y los católicos y no católicos. Pero ese “estilo” no parece ser algo aislado: en la últimas semanas hemos podido conocer muchos de estos detalles por parte de otros muchos cardenales.
Algunos ejemplos: el cardenal Barbarin, arzobispo de Lyon, Francia (¿se acuerdan del
cardenal que llegó en bicicleta al pre-Cónclave?) quiso visitar una comunidad de gitanos el pasado Viernes Santo. Con ellos rezó el “Padrenuestro” y les estuvo cercano y disponible. También durante la pasada Semana Santa el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, visitó la cárcel de máxima seguridad de Wallkill, N.Y. Ahí celebró la misa para los presos y estuvo disponible para saludarlos y escucharlos. En Zagreb, la capital croata, fue ampliamente destacado el gesto del cardenal Josip Bozanic, y de otros obispos del país, quienes durante los ritos del triduo pascual cambiaron la cruz pectoral de oro por una fierro. Y en otro lado del mundo, en Brasil, el cardenal Scherer visitó favelas también durante la Semana Santa… Es sobradamente conocido el testimonio del cardenal O´Malley, de Boston, quien personalmente funge de mesero en comedores para pobres de su arquidiócesis…
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Cardenal Barbarin con la comunidad de gitanos que visitó el Viernes Santo de 2013. |
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Cardenal Odilo Scherer durante su paso por algunas favelas (barrios pobres) de su arquidiócesis). |
Al menos para mí, resulta evidente que los cardenales no hicieron lo que hicieron (y siguen haciendo) para tomarse una foto y luego hacerla circular en la web. Es uno de los miles de gestos ocultos de caridad y solicitud pastoral que captan las cámaras. Y cuánto ayuda conocer estos testimonios. Y es que si el ex arzobispo de Buenos Aires no fuera Papa hoy en día, tendríamos a otro Vicario de Cristo igual de cercano y cariñoso con su pueblo: con los pobres del espíritu y de lo material. Hoy tenemos al que tenemos y damos gracias por él y todos esos gestos paternos, pero más bien parece ser la constante en el Colegio Cardenalicio, lo que no deja de ser un gran don. Y desde luego que más allá del “qué bonito” o “del qué bueno que hagan eso” estos ejemplos interpelan a la acción en la propia vida. A pasar de la admiración a la imitación. A poner en práctica el lenguaje de los símbolos.