Dedicamos hoy este Termómetro al extraño suceso acontecido en Jerusalén, concluído con la crucifixión de tres individuos, y al tratamiento que de la noticia han hecho los distintos diarios del mundo.
En el diario Roma Hodie, editado en la capital imperial, la noticia apenas ocupa unas líneas en la página de sucesos. Tras titular “Ajusticiados tres sediciosos en la ciudad de Jerusalén”, el diario informa:
“Un extraño suceso cuyas causas aún no han sido completamente esclarecidas ha terminado con la ejecución de tres sediciosos en la ciudad de Jerusalén. Jerusalén es la capital de la provincia de Judea, en el extremo oriental del Imperio. Se da la circunstancia de que por estas fechas se celebran las fiestas de la ciudad, que los lugareños llaman Pascua (literalmente “paso”), tiempo propicio para las rebeliones y tumultos en la levantisca provincia judía”.
El Siriae Novi, diario romano editado en Damasco, capital de la provincia de Siria a la que está adscrita la región de Judea, se extiende un poco más en sus páginas de nacional. Tras titular “El gobernador de Judea pone fin a la revolución mesiánica de Jesús”, realiza el siguiente tratamiento:
“La revolución mesiánica de Jesús de Nazaret, conocido como “el Galileo”, toca a su fin. El gobernador de la provincia de Judea, Poncio Pilatos, que abandonó la capital Cesarea para visitar Jerusalén con motivo de sus fiestas, ha dado carpetazo a la misma con la ejecución de su líder, un nazaretano que venía agitando la ciudad santa de los judíos desde hace ya varios días.
Como este mismo diario informó en su día, Jesús de Nazaret, acompañado de varios de sus seguidores, había hecho su entrada triunfal en la ciudad del Templo el pasado dies solis, registrándose a partir de ese momento varios incidentes, pues si bien sus muchos seguidores le vitoreaban por sus calles, los notables de la misma veían con preocupación su presencia en la capital. Sólo tres días antes, el líder galileo, acompañado de sus más acérrimos seguidores, entre los cuales el peligroso Simón Bar Joná, había hecho acto de presencia en el Templo, produciendo graves incidentes que obligaron a la policía a cerrar el emblemático lugar de encuentro y comercio de los habitantes de la ciudad.
Como se sabe, la capital judía vive las tumultuosas fechas de la Pascua, en la que año tras año las autoridades romanas se esmeran en preservar el orden público en circunstancias en las que la población de la ciudad se multiplica por diez. Tras una agitada jornada que amenazaba con terminar en una nueva revuelta como la que asoló la población hace cuatro años, durante la noche previa a la cena de la Pascua los notables de la ciudad reunidos en el llamado “Sanhedrín”, órgano autónomo de gobierno de los judíos, mandaron detener a Jesús de Nazaret, al que trasladaron al pretorio a altas horas de la noche para que el pretor, Poncio Pilatos, al que interrumpieron intempestivamente su descanso nocturno, lo juzgara y ejecutara.
Tras juicio sumarísimo, Pilatos condenó a Jesús a morir en la cruz, tal cual exigían los notables del sanedrín, no sin intentar y no conseguir aplacar a la turba mediante una condena menos expeditiva.
Junto a Jesús de Nazaret fueron ajusticiados otros reos pendientes de ejecución, entre los cuales el conocido bandolero Dimas Bar Dimas y otro cuyo nombre no ha trascendido. Para aplacar la ira de la acalorada multitud, visiblemente afectada por el alcohol, el gobernador otorgó el indulto imperial al líder celote Barrabás, a la espera de ejecución desde que fuera detenido por el atentado contra la Torre Antonia del pasado dies mercurii, lo que fue favorablemente acogido por la turba y contribuyó a apaciguar el ambiente.
La policía imperial continúa buscando a los principales lugartenientes del Galileo, que se hallan en paradero desconocido, entre ellos el célebre Simón Bar Joná, “Pedro” entre sus seguidores, que había agredido a un miembro de la guardia urbana arrancándole la oreja de una cuchillada, o Jacob Bar Zebedeo, apodado Boanerges, de la línea dura del grupo. Aunque el hermano de éste, Johanan Bar Zebedeo acompañó a su líder hasta el monte Gólgota en el que se ejecutó la condena, la policía prefirió no proceder a su detención dada su extremada juventud y para evitar así nuevos enfrentamientos.
Con la ejecución de “el Galileo” la ciudad recobra la calma y se apresta a celebrar la Pascua, aunque la policía romana ha impuesto la alerta roja, máximo dispositivo de seguridad, en previsión de nuevos altercados. Un portavoz de la procuraduría ha expresado que ‘el mesianismo galileo ha sido descabezado y no dará ya nunca más que hablar’”.
El diario local Jerusalem Hayom, editado por el partido de los saduceos que gobierna las instituciones locales, le dedica toda su portada con una fotografía de la entrada de Jesús en el Templo y otra pequeña de la crucifixión, y titula “Israel se desembaraza del inquietante ‘Galileo’”, realizando a cuatro columnas el siguiente tratamiento de la noticia:
“El inquietante Jehoshua Bar Joseph, autoproclamado Hijo de Dios (la ira de Yhvh Shbt sobre él) no volverá a alterar el orden público en la capital santa. Bar Joseph fue ajusticiado ayer Parasceve en el monte Gólgota, terminando sus días en la única manera en que podía hacerlo, colgado a la cruz de la que debería haber pendido hace tantos años ya.
Tras el sacrílego atentado al Templo perpetrado por él y sus seguidores el pasado Yom Shlishi, hace apenas tres días, y del que éste diario dio cumplida información, agentes de la Mishtará dieron con su paradero y tras ponerlo a disposición del Sanhedrín, éste procedió a juzgarlo condenándolo a muerte. Una muerte decidida por unanimidad de los setenta jueces del tribunal, con la sola excepción de los rabinos Nicodemo y Joseph de Arimatea, declarados simpatizantes del Galileo, y la abstención de Rabí Gamaliel Ben Simeón, que sorprendió a todos y fue muy lamentada entre el resto de los jueces sanhedritas.
La sentencia fue muy positivamente acogida por una ciudadanía harta ya de los desmanes del autoproclamado “Hijo de Dios” (la santa ira de Yhvh sobre él) y sus seguidores, y particularmente indignada desde su entrada en Jerusalén.
Conducido ante Pilatos, que no pudo ocultar la simpatía que se le ha venido atribuyendo por Bar Joseph –se dice de hecho que su esposa es criptogalilea-, el procurador de la potencia invasora intentó denodadamente aplacar la santa indignación de un pueblo que se expresó en modo ejemplar, y obligado por la presión popular, hubo de proceder a la ejecución de la sentencia emitida contra “el Galileo” en cumplimiento de nuestra santa Ley, algo que manifiestamente no quería hacer.
Bar Joseph, al que sus adeptos (la santa ira de Yhvh sobre ellos) intitulan “el Mesías”, se había convertido en la pesadilla de Israel con un mensaje que denunciaba la Torah y que sólo pretendía soliviantar a las masas y subvertir el orden público, y aunque sus seguidores eran muy pocos, lo cierto es que habían conseguido sembrar el desconcierto y la rebelión en muchos de los lugares por los que atravesaban, notablemente en Galilea.
Nada más producirse la muerte del reo mediante alanzamiento, los funcionarios de la potencia invasora, a requerimiento del Sanhedrín y contra lo que es corriente en este tipo de ejecución, procedieron a retirar su cadáver, para que nada interfiriera con la pacífica y completa celebración de la santa fiesta que los judíos nos aprestamos a celebrar.
Ahora la Mishtará busca al sanguinario Simeón Bar Johanan alias “Pedro”, presumiblemente el nuevo líder de la banda, el cual fue visto por última vez en las inmediaciones del Sanhedrín por una funcionaria del tribunal, con la que incluso intercambió unas palabras. “Le reconocí por su inconfundible acento galileo” ha declarado a este diario. El jefe de la Mishtará ha prometido no cejar hasta conseguir que cuelgue de otra cruz, mientras ha emplazado una guardia ante el cadáver de “el Galileo”, no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: ‘Resucitó de entre los muertos’, según había prometido hacer el propio ejecutado, y la última impostura sea peor que la primera.
En cualquier caso, el movimiento ha sido descabezado, y no es esperable que vuelva a producir alteraciones, presentándose su disolución y su total desaparición como el escenario más previsible. “El mundo se ha desembarazado de uno de sus más inquietantes enemigos”, ha declarado el que fuera presidente del Sanhedrín quince años ha, Anás Ben Seth, a este diario. “Nadie hablará jamás de Jehosuá Bar Joseph”, ha declarado por su parte el comisario jefe de la Mishtará.
©L.A.
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