Ante una realidad de este tipo, cuando la impaciencia nos juega en contra y queremos colocar todas las piezas, algo siempre sale mal: traicionamos la tonalidad de un paisaje (o un rostro), hacemos uniones equivocadas, o peor aún, forzamos una pieza hasta romperla. Cuando llega ese Otro -más sabio-, cuyo auxilio era indispensable, nos gira el rompecabezas, re-coloca las piezas de otro modo y nos hace ver una imagen final del todo distinta a la que nosotros habíamos proyectado.
¿Yo me pregunto si algo de esto no ha ocurrido en la elección del Papa Francisco? Soy de la opinión que una gran parte de vaticanistas, blogueros y articulistas en general -me refiero especialmente a los católicos- nos presentaron un rompecabezas prácticamente "terminado": las piezas "Papables" eran A, B, C y D, los grupos: X y Y, los criterios de selección: E, I, O, U. En este algebraico festival, "Georgius Marius", su nacionalidad argentina, su formación y pertenencia jesuita y sus 77 -inesperados- años, fueron piezas con las que nadie, salvo Dios, contaba.
Y con esas piezas el Señor nos volvió a patear el tablero. Los cálculos humanos, una vez más (recientemente ocurrió con los Papas Roncalli y Wojtyla) se revelan insuficientes cuando solo se encuentran barnizados y no enraizados en la fe. Con esto no quiero decir que no se deba empezar o soñar el rompecabezas, digo que hay que tener mucho cuidado con la tentación de querer completarlo a través de nuestros propios criterios e intuiciones, terminando, tal vez con muy buena voluntad, por hacer a un lado el fundamento espiritual y divino que sostiene y conduce a la Iglesia.
No creo que haya sido una mera coincidencia que el Papa en el último encuentro con los periodistas (católicos incluídos) nos haya recalcado que la Iglesia solo puede ser réctamente comprendida desde una perspectiva de fe:
No creo que haya sido una mera coincidencia que el Papa en el último encuentro con los periodistas (católicos incluídos) nos haya recalcado que la Iglesia solo puede ser réctamente comprendida desde una perspectiva de fe:
"Los acontecimientos eclesiales no son ciertamente más complejos de los políticos o económicos. Pero tienen una característica de fondo peculiar: responden a una lógica que no es principalmente la de las categorías, por así decirlo, mundanas; y precisamente por eso, no son fáciles de interpretar y comunicar a un público amplio y diversificado. En efecto, aunque es ciertamente una institución también humana, histórica, con todo lo que ello comporta, la Iglesia no es de naturaleza política, sino esencialmente espiritual: es el Pueblo de Dios. El santo Pueblo de Dios que camina hacia el encuentro con Jesucristo. Únicamente desde esta perspectiva se puede dar plenamente razón de lo que hace la Iglesia Católica".
Mi deseo es que la elección del Papa Francisco sirva para que todos los comunicadores católicos hagamos un examen de conciencia sobre el rol que ejerce la fe en nuestro desempeño profesional. Cuando hablamos sobre la Iglesia e informamos sobre las "cosas" de Dios, ¿Cuánto nos esforzamos por comprender y profundizar en el tesoro que tenemos entre manos? ¿Cuán presente está la oración y el interés por recurrir al auxilio divino en nuestro quehacer periodístico? ¿Están la prudencia y el espíritu apostólico por encima de nuestro éxito profesional?
Un fuerte abrazo.