Sri Lanka es un país soberano insular de Asia, ubicado en pleno golfo de Bengala. La isla fue conocida en la Antigüedad como la isla de los mil nombres. Durante su colonización, la isla tomó el nombre de Ceilán.
La Iglesia católica cuenta en Sri Lanka con alrededor de 1,4 millones de fieles, que representan cerca del 7% de la población. Está organizada en 11 diócesis incluyendo una archidiócesis.
En 1995, camino de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebraba en Manila (Filipinas), san Juan Pablo II visitó Sri Lanka. El 20 de enero el Papa llegó a Colombo, la capital del país, en una breve visita de 24 horas. A él le encomendamos los 253 asesinados en el atentado de este Domingo de Resurrección.
El 12 de enero de 2015, el papa Francisco visitó también Sri Lanka. Tuvo un encuentro con los obispos en el arzobispado de Colombo. Al día siguiente, canonizó a José Vaz, el cual había sido beatificado por San Juan Pablo II en 1995. El pontífice volvió a hablar del tema del terrorismo, condenando el fundamentalismo religioso: Es una constante tragedia de nuestro mundo que muchas comunidades estén en guerra entre ellas. El 15 de enero, el último día de la visita a Sri Lanka, el Papa visitó la Capilla de Nuestra Señora de Lanka en Bolowalana.
Aunque son realidades tan alejadas… a veces, nos cuesta hasta situar en el mapa estos países, SON NUESTROS MÁRTIRES. ¡También son nuestros mártires!
Mirad el mapa que nos ofrecen las agencias… en Negombo, a la que llaman la pequeña Roma de Sri Lanka. Está al norte de Colombo, la mayoría de sus dos mil familias son católicas. El domingo, 21 de abril, Domingo de Resurrección abarrotan su iglesia de San Sebastián, que fue la más afectada por los ataques perpetrados por terroristas suicida.
En Infovaticana, escribía ayer Fernando Beltrán:
Ya es la imagen de 2019 sin ningún género de dudas. La talla de Jesucristo resucitado en la Iglesia de San Sebastián en Negombo, al norte de la capital de Sri Lanka, manchada con la sangre de los mártires cristianos que murieron masacrados por las bombas, mientras celebraban la Resurrección de Cristo.
Al menos 45 de los 253 muertos en los atentados múltiples eran niños, y un número similar de menores sufrieron heridas graves. Las fotos de sus cuerpos, velados por sus padres y familiares, son dolorosísimas. Oremos y al contemplar estas fotografías encomendémonos a los mártires que desde el Cielo velen por la paz en Sri Lanka.
Como podíamos leer hoy en Religion en Libertad el cardenal Malcolm Ranjith, arzobispo de Colombo, predicó durante los funerales:
“Nadie tiene el derecho de quitar la vida. La vida es un don de Dios. ¿Cuál es la finalidad de matar a personas inocentes? ¿Coleccionar tesoros en este mundo? ¿O asumir el poder y gobernar este país sobre la sangre de pobres inocentes? ¿Sobre los cuerpos de personas sin ninguna culpa? Os exhorto a interrumpir este derramamiento de sangre. Basta de matar, al menos en este momento. Os exhorto por amor de Dios. Es lo que los asesinados se esperan de nosotros”.
“La vida es un misterio. Solo Dios tiene el poder de decidir y nosotros debemos obedecer a su voluntad. Quizás en este momento nos esté escuchando alguno de los responsables de esta tragedia. Debemos decirles a todos ellos que nosotros no aceptamos tales actos por ningún motivo. Cualquiera que sea la expectativa, están equivocados al hacer estas cosas”.
“Cuando llegará el tiempo de la paz y de la reconciliación entre las personas- agregó- cuando será el tiempo de establecer esta paz, Dios castigará por aquello que hicieron. No tienen el derecho de quitar la vida a personas inocentes. Vuestra conciencia sabe bien que ninguno tiene el derecho de destruir el cuerpo del otro. Nuestros fieles vinieron como una familia, como individuos para adorar a Dios, así como habían venido aquellos que han perdido la vida. Es una experiencia demasiado dolorosa. Por cualquier debilidad que ellos tuviesen, para nosotros todos tenían valor, porque ellos habían recibido la vida de parte de Dios”.
Oremos por las familias de los mártires de Sri Lanka, oremos para que el Señor los fortalezca en estos momentos tan difíciles. Oremos por los heridos, para que Dios los levante según Su voluntad. Oremos por nuestros hermanos perseguidos, para que su fe nunca falte. ¡Dios nos permita vernos en la Gloria!