Ante todo tu voluntad, Señor. San Francisco de Sales nos dice que en nuestra vida, siempre hay un momento de prueba en el que Dios nos pregunta, si preferimos su voluntad a los beneficios que hemos recibido de Él. Estos beneficios, son los que Dios nos ha venido dando a lo largo de nuestra vida; así pues, como todo lo que proviene de Él, son maravillosos, pero más maravilloso es Él mismo. Diremos como San Agustín: Pudiendo llegar a poseer, al que todo lo ha hecho, es tonto que nos abracemos lo que Él ha creado, en lugar de abrazar su amor, menospreciándolo a Él y no aceptando su voluntad en todo momento para demostrarle que somos dignos de él y que en la medida de nuestras escasas fuerzas, correspondemos a su tremendo amor.
- “…, mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado, y dar cumplimiento a su obra”. (Jn 4,34).-
“…, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envío”. (Jn 6,38).
- “No se haga como yo quiero, Padre, sino como quieres Tu”. (Mc 14,36).
- “No todo el que dice: ¡Señor, Señor! entrara en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo”. (Mt 7,21).
- “¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? Y extendiendo su mano sobre sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque quienquiera que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ese es mi hermano, y mi hermana y mi madre”. (Mt 12,48-50).
- "¿No se venden dos pajaritos por un as? Sin embargo ni uno de ellos cae en tierra sin la voluntad de vuestro Padre”. (Mt 10,29).
- "Cuando sus padres le vieron, quedaron sorprendidos, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué has obrado así con nosotros? Mira que tu padre y yo, apenados andábamos buscándote. Y Él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre?”. (Mt 10,29).
- “Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. (Lc 22,41-42).
- “Yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. (Jn 15,10).
Y para ello hemos de buscar y saber, cuál es la voluntad de Dios para con nosotros, aceptarla e identificarnos con ella, esta es la postura más inteligente que un ser humano puede tener, porque tal como escribía San Alfonso María Ligorio, lo que se hace por voluntad propia, poco o nada aprovecha…. El mayor enemigo que tenemos es la propia voluntad. Decía San Bernardo: Suprime tu propia voluntad y no habrá infierno para ti…. Porque hay que saber que todo nuestro bien, consiste en unirnos a la voluntad de Dios.
Nuestro Señor quiere, escribe Slawomir Biela, que trates de discernir su voluntad. Analizando la situación, las circunstancias y las condiciones. Sin embargo cuando se camina a través de la oscuridad de la fe, no siempre se sabe con certeza cuál es la voluntad de Dios. A pesar de esto, siempre hay que buscarla y no tratar de encontrar apoyo en las personas o en las cosas al margen de Dios dejando así de buscar su voluntad y encerrándonos en el reino ilusorio de nuestro propio yo. Fortificando así nuestras fronteras delante de Dios, que nos quiere conducirte a la Luz de su voluntad, obsequiándonos con su amor.
Según Georges Chevrot, hay tres signo para, reconocer la voluntad de Dios, primeramente, esta voluntad suya, siempre se encuentra fundada en la razón. Pero al mismo tiempo aun siendo razonable, nos impone una dificultad que hemos de superar y esta es su segunda marca. La tercera indicación consiste en que es actualmente realizable. Ignoramos lo que Dios nos pedirá mañana, nos basta con saber lo que quiere de nosotros hoy. Conociendo su voluntad, no hay más que suprimir los si, los pero, los sin embargo, y sustituirlos por esta sencilla palabras: si. Un si inmediato espontáneo, alegre.
De dos modos el Señor, nos a conocer su santa voluntad: por medio de lo que nos prohíbe, manda o aconseja, y valiéndose de las disposiciones de su providencia. La primera forma se llama voluntad revelada de Dios, y la segunda constituye su voluntad de beneplácito. Cierro esta glosa, con unos pareados que dicen:
Que no sea yo quien decida,
lo que ha de ser mi vida,
que mi vida solo sea,
lo que tu divina voluntad desea”. J.C.
- Libro. AMAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=978461164509
- Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080
- ¿Amo yo tu voluntad, Señor? 29-0711
- Voluntad divina, voluntad humana 111012
- Asumir la voluntad divina 04-0213
- Hagase tu voluntad… 24-0812
- Aceptar la voluntad del Señor 15-0712
- Cumplimentar su voluntad 25-0311
- Señor, ¿cuál es tu voluntad? 04-0512
- Votos por razón de amor 06-0610.
La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.