Acabo de leer en La Gaceta unas declaraciones del Sr. Ministro de Justicia “que afirmó hoy, en referencia al debate sobre las bodas gays, que allí donde hay amor, está plenamente y absolutamente justificada la unión de dos personas”.
La verdad es que no les veo ni pies ni cabeza a esas declaraciones y, menos, en un hombre de su talla intelectual, a quien se le ha confiado nada menos que el Ministerio de Justicia.
Tanto es así que lo que más me ha impresionado es la falta de la lógica más elemental en todo lo que dice.
Fíjense en lo que dice: su opinión personal es que “por encima de cualquier otra consideración lo que justifica una relación conyugal es el amor”.
El amor “es lo que debe llevar a los poderes públicos a crear los instrumentos adecuados para que esta voluntad de encuentro, ese amor, tenga sus efectos jurídicos y su desarrollo en una sociedad avanzada y democrática como es la nuestra”.
Y concluye que “allí donde hay amor está plenamente y absolutamente justificada la unión de dos personas”. Insistió en que las uniones están justificadas por la “necesidad de encuentro, de afecto entre dos personas, esa voluntad de compartir una vida en común, eso que llamamos amor, que es una palabra que no nos debe asustar en absoluto”.
La verdad es que a mí tampoco me asusta la palabra amor; pero, claro, esa palabra puede tener muchos significados; algunos la emplean para grandes aberraciones. Se emplea para el amor entre padres e hijos y hasta para expresar el amor en el adulterio.
Resumiendo, tengo la impresión de que le falta lógica, y si no, veamos:
1) Uno que ama a varias mujeres. Como éstas también lo aman, ¿por qué no hacer una ley en la que se admita la poligamia?
2) Hay otro grupo de hombres que aman a la misma mujer y ella los ama a todos, ¿por qué no hacer otra ley en que se admita la poliandria?
3) Hay otro grupo de hombres y de mujeres que se quieren todos entre sí: ¿por qué no dar cauce a un matrimonio grupal entre hombres y mujeres?
4) Hay otro grupo que se quieren unos a otros, o unas a otras: ¿por qué no dar cauce a un matrimonio grupal entre hombres con hombres y mujeres con mujeres?
Todo es amor ¿No?
Si “por encima de cualquier otra consideración lo que justifica una relación conyugal es el amor”; y si “allí donde hay amor está plenamente y absolutamente justificada la unión de dos personas”, vayan preparando otra legislación definiendo el matrimonio y a ver cómo se le llama al progenitor A y al progenitor B, porque las palabras padre y madre, y esposo y esposa ya habrán desaparecido.
Otra cosa es que para esos casos de homosexuales se arbitren normas que les den personalidad dentro del ordenamiento jurídico; pero equipararlo con el matrimonio, no.
Un mínimo de sensatez, Sr. Ministro y de seriedad, porque con sus opiniones, que supongo que no coinciden con las de sus correligionarios, a pesar de que estén muy calladitos, pero pienso que serán más lógicos. Y otros muchos que no pertenecen a su grupo, también.
José Gea