No, no me he equivocado en el título. Quiero decir lo que está dicho, porque en este país, tan dado a las paradojas, resulta paradójico que tenga uno que pedir respeto a las convicciones de la mayoría de la población, Lo más razonable en cualquier sociedad es que si hay alguien que pueda quejarse de falta de consideración a sus valores y convicciones sea parte de los grupos minoritarios, pero no es así en España, en donde -quizá por los avatares de nuestra historia- una parte sustancial de nuestro legado cultural resulta para algunos parte de un ideario que rechazan de plano, y que -quiza por ello- ningunean o desprecian sin ningún recato.
Me venían estas ideas a la cabeza viendo ayer un cartel del ayuntamiento de Madrid felicitando el año nuevo chino a esta comunidad asiática, muy activa, pero muy minoritaria en nuestra ciudad. En el cartel no aparecía una cabra ibérica, ni un corzo, por muy populares que sean en España, ni siquiera uno de nuestros queridos jabalíes; no, venía un cerdo, muy simpático y sonrosado por cierto, porque este nuevo año chino se centra en este animal. ¿De qué se sorprende este señor?, se preguntarán algunos al hilo de esta lectura... pues de algo tan sencillo como que el mismo ayuntamiento del mismo municipio de Madrid hace menos de dos
meses, nos felicitaba la Navidad con figuras que no tenían nada que ver con la misma, simplemente por evitar el sentido religioso que tienen esas fechas.
Comparando ambas actitudes, uno se pregunta a qué obedece esta incoherencia. Me parece estupendo que se reconozcan las realidades culturales minoritarias, y que se tenga con ellas la deferencia y el respeto que merecen, pero me parece absurdo que no se haga lo mismo con las convicciones culturales mayoritarias de la sociedad en la que vivimos. Es solo un ejemplo, pero muy significativo del estado de cosas al que nos ha conducido nuestra historia del último siglo y medio. Hoy hay una manifestación también en Madrid donde, una vez más, se politiza algo tan propio de cualquier ciudadano de un país como es su sentido nacional y su bandera: ¿por qué hay desunión sobre algo tan básico? ¿por qué llevar una bandera de tu país es sólo de una posición política? ¿por qué otra sigue únicamente aceptando una bandera distinta, anterior a nuestro ordenamiento democrático actual? ¿por qué ser de izquierdas está ligado a despreciar las convicciones religiosas de las personas? ¿por qué lo que suene a tradición cultural a unos les suena a algo trasnochado, cutre?
En algún momento tendremos que superar esa especie de esquizofrenia cultural. Ligar la promoción de los más vulnerables, el avance de la ciencia, la igualdad de género, la conservación ambiental, la honestidad política con una forma de entender la historia y las tradiciones de tu país me parece profundamente dañino. Espero que algún día los superaremos y que los derechos y valores de las mayorías sean también respetados, independientemente de quien gobierne en cada momento.
Me venían estas ideas a la cabeza viendo ayer un cartel del ayuntamiento de Madrid felicitando el año nuevo chino a esta comunidad asiática, muy activa, pero muy minoritaria en nuestra ciudad. En el cartel no aparecía una cabra ibérica, ni un corzo, por muy populares que sean en España, ni siquiera uno de nuestros queridos jabalíes; no, venía un cerdo, muy simpático y sonrosado por cierto, porque este nuevo año chino se centra en este animal. ¿De qué se sorprende este señor?, se preguntarán algunos al hilo de esta lectura... pues de algo tan sencillo como que el mismo ayuntamiento del mismo municipio de Madrid hace menos de dos
meses, nos felicitaba la Navidad con figuras que no tenían nada que ver con la misma, simplemente por evitar el sentido religioso que tienen esas fechas.
Comparando ambas actitudes, uno se pregunta a qué obedece esta incoherencia. Me parece estupendo que se reconozcan las realidades culturales minoritarias, y que se tenga con ellas la deferencia y el respeto que merecen, pero me parece absurdo que no se haga lo mismo con las convicciones culturales mayoritarias de la sociedad en la que vivimos. Es solo un ejemplo, pero muy significativo del estado de cosas al que nos ha conducido nuestra historia del último siglo y medio. Hoy hay una manifestación también en Madrid donde, una vez más, se politiza algo tan propio de cualquier ciudadano de un país como es su sentido nacional y su bandera: ¿por qué hay desunión sobre algo tan básico? ¿por qué llevar una bandera de tu país es sólo de una posición política? ¿por qué otra sigue únicamente aceptando una bandera distinta, anterior a nuestro ordenamiento democrático actual? ¿por qué ser de izquierdas está ligado a despreciar las convicciones religiosas de las personas? ¿por qué lo que suene a tradición cultural a unos les suena a algo trasnochado, cutre?
En algún momento tendremos que superar esa especie de esquizofrenia cultural. Ligar la promoción de los más vulnerables, el avance de la ciencia, la igualdad de género, la conservación ambiental, la honestidad política con una forma de entender la historia y las tradiciones de tu país me parece profundamente dañino. Espero que algún día los superaremos y que los derechos y valores de las mayorías sean también respetados, independientemente de quien gobierne en cada momento.