(Publicado en Zenit) -PRIMERA PARTE-
Católicos de distintas realidades eclesiales y formas de vida están evangelizando en internet desde hace algún tiempo. Sobre todo a raíz que el Papa comenzó a twittear han cobrado mayor actividad si cabe, y con la dedicación de su último mensaje, centrado en las redes sociales, para la XLVII Jornada Mundial de Comunicaciones Sociales. iMision es uno de los proyectos que ya está en marcha y hablamos con su staff o equipo de coordinadores, que actualmente son siete.
Para la Hª Xiskya Valladares, religiosa de la Pureza de María: @xiskya
Xiskya, ¿cómo surgió este proyecto de evangelización? ¿qué fue lo que os inspiró para comenzarlo? ¿todos los coordinadores sois cofundadores del mismo?
iMisión nació en junio de 2012, poco después de un intercambio en Twitter con el Hº Daniel Pajuelo, marianista (@smdani). Ambos somos religiosos consagrados y tenemos una significativa presencia en la Redes Sociales. En aquel intercambio surgieron inquietudes que llevan rondando tiempo los corazones de muchos católicos presentes en la Red: conocerse más, compartir dones, trabajar más unidos, formarse mejor, evangelizar en la Red…
Los fundadores somos Daniel Pajuelo y yo.
¿Cómo fue la elección de los coordinadores? ¿y de los colaboradores? ¿cómo os distribuís el trabajo o las funciones de ese proyecto?
Con la certeza de que es el Espíritu Santo el que está moviendo los corazones hacia esta mayor comunión y ardor apostólico, decidimos crear iMision, un espacio de encuentro para todos los que sienten esta llamada.
Ahora, junto con nosotros, hay otros miembros en el grupo coordinador del proyecto y cerca de 400 colaboradores de España y América Latina.
Dos meses más tarde pedimos a los demás que se unieran al staff de iMisión. Los elegimos de entre personas que conocíamos, algunos sólo virtualmente, otros personalmente, nos fijamos que tuvieran dos condiciones: compromiso con su fe en la Iglesia y presencia activa en la red.
Los colaboradores se apuntan voluntariamente a través de la web en el botón Únete. Rellenan un formulario.
Actualmente sólo somos siete en el staff.
Para el P. Juan A. Ruiz, sacerdote Legionario de Cristo @PJuanRuizJLC
¿Es oportuno, urgente y/o necesario que la Iglesia Católica esté presente en internet, y más concretamente en las redes sociales? ¿Debería ser obligatoria la presencia de todas las parroquias? ¿Por qué?
Antes que nada, gracias de corazón por la entrevista. Me da un gusto enorme poder compartir mi pobre experiencia junto con el resto del staff de iMisión, a los que cada día admiro y quiero más. Es una bella experiencia de familia, de Iglesia.
Tu pregunta es algo complicada de responder. Para internet te respondería sin dudarlo que sí: la Iglesia tiene que estar presente. Internet se ha convertido en los últimos años en un nuevo continente: un sitio en donde la gente intercambia, se relaciona, busca trabajo o pareja, se divierte o estudia. Para muchos, el único centro de información es internet y eso ha creado mucha desventaja para la Iglesia, que ha llegado con retraso y se ha encontrado con todos los mitos y bulos sobre Ella ya grabados en la mente de muchas personas. Ahora es distinto y la Iglesia ha dado pasos importantes. Prueba de ello es la actuación del P. Federico Lombardi y la sala de prensa vaticana a raíz del artículo de The Guardian en relación a la financiación de la Iglesia.
La vida camina hoy en torno a la red. La Iglesia, Maestra y Madre, no puede dejar que Dios se ausente de este espacio y deba hacerse presente. Dios quiere estar ahí, llegar al corazón de muchas personas. Y aquí es donde entrarían las redes sociales, un perno indispensable en donde gira toda la información y las relaciones virtuales de hoy. ¡La Iglesia debe estar! Mi pregunta, sin embargo, recaería no tanto en el “debe estar” sino en “cómo debe estar presente”. Mi respuesta a esto iría enfocado en el fin: ¿para qué quiero entrar en Facebook, Twitter o cualquier red social? Como sacerdote, la respuesta puede ser más fácil. Pero, ¿una parroquia? No digo que no esté; de hecho, veo muchos más beneficios en su presencia y si fuera párroco yo no dudaría en entrar. Pero es importantísimo trazarse una meta, unos objetivos claros de esa presencia. De esta manera la ayuda que puedo presentar no sólo aportará “modernidad” a mi misión, sino que realmente podrá ser un cambio para las personas que entran en contacto conmigo y mi institución.
Y una última cosa. Hay que dejar que sea Dios el que actúe. Como Iglesia, nuestra presencia en la red deja de ser “nuestra”. Yo ya no soy sólo “Juan Antonio Ruiz Jorge”, sino que soy el sacerdote católico legionario de Cristo Juan Antonio Ruiz Jorge. Es una identidad que debo tener en cuenta cada vez que comparto algo, pues todos me ven por lo que represento. O mejor, ven a Quien represento. La coherencia de vida entre lo que pongo en la red y lo que digo ser es algo vital: y la gente descubre en seguida cuándo un hombre o mujer que quiere evangelizar en internet lo es de verdad.
Podemos caer en un cierto activismo y despersonalización propiciados un poco más por las nuevas tecnologías. ¿Qué criterios podemos seguir para no perder en humanidad, ni confundir conexión tecnológica con comunicación personal, sobre todo de cara a la formación de los más jóvenes, nativos digitales?
Es uno de los peligros más fuertes de Internet. Son muchos los que están pendientes sólo de los “likes” de Facebook o los “retuits” de Twitter, pero se olvidan que detrás hay personas. Habría muchos criterios posibles para un buen uso. Yo subrayaría cinco muy sencillos pero que pueden servir de termómetro:
1. Revisar a qué tipo de relación doy más importancia en el trato con las personas y cuánto tiempo tomo para ello: ¿en internet o en la realidad? Muchos creen que por contestar en whatsapp ya han hablado con un amigo, cuando en realidad lo que él quiere es un abrazo. Un buen examen sobre esto puede ayudar a discernir si estoy deshumanizando mi trato.
2. Responder a esta pregunta sencilla: ¿sería capaz de estar un fin de semana sin acceso a estas tecnologías? Más aún, ¿pasas una comida sin ver el móvil? Si la respuesta es sí, perfecto. Si la respuesta es no, habría que empezar a revisar mi actitud.
3. ¿A cuántos de tus amigos virtuales conoces en la realidad y lo más profundamente posible? Esto es importante. Puede resultar imposible conocerlos a todos, pero por lo menos buscar desvirtualizar a un buen número ayuda mucho. En iMisión, por ejemplo, creamos la campaña iEncuentro, que buscaba justamente reunir a personas que sólo se conocían por redes sociales: el resultado fue hermosísimo.
4. Las redes sociales, ¿son un fin o un medio para ti? Con ellas, ¿quieres comunicarte con los demás o quieres que ellos te vean? Porque las redes sociales pueden ser muy narcisistas y crearnos una especie de sistema solar en el que yo soy el sol alrededor del cual giran mis amigos planetas.
5. ¿Qué es lo que más comparto en las redes sociales? Las respuestas pueden ser muy variadas aquí y no necesariamente decir que se está haciendo bien o mal. Pero es importante analizarlo. Si lo único que hago es decir que YO me levanté cansado, YO pasé un examen, YO fui de compras, YO estuve en…; y no hay un NOSOTROS o un TÚ volvemos al problema del punto anterior.
Ciertamente no son los únicos criterios. Muchos podrían aportar más. Pero creo que pueden ser un buen inicio, sobre todo en los más jóvenes –que era lo que tú me proponías– para reflexionar sobre la presencia en internet y el uso adecuado de las tecnologías.(Continuará)