Leo en esta página: No son pocas las veces que en el evangelio, podemos descubrir a Jesús disfrutando. No es que se nos diga muy claramente en los textos, pero, de alguna forma, se puede llegar a percibir que era así, que Jesús disfrutaba, que pasaba buenos ratos. Suele tratarse de encuentros con personas, con sus amigos o con quien se acerca a Él y con los que acaba compartiendo mesa.
Contemplar esas dimensiones más puramente humanas de la vida de Jesús, como puede ser esta del disfrute, también puede iluminar nuestro día a día: hay un estilo en su forma de disfrutar donde prima el encuentro auténtico con cada persona, la sencillez, el sentido de celebración y de acción de gracias, que puede ser para nosotros una buena pista.
Y dar paso así a una espiritualidad del disfrute sencillo, del gozo por lo pequeño, en torno a nuestras cenas o a nuestro ocio, al modo que Jesús lo hacía, donde lo importante sean los corazones de esas personas con las que compartimos mesa. Disfrutando.
Desde esa dimensión alegre de la espiritualidad podemos rezar con la Madre Teresa de Calcuta:
Oración para aprender a amar
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día,
también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Para todo ello hay que cambiar el chip, como dice una tal “volvoreta”
En estos últimos días una espiral tramposa de tristezas, heridas no curadas... estaba llevándome al fondo... Ambulancias, hospitales, nervios ante diagnósticos y recordar que se me adjudique, sin preguntar, el rol de cuidadora primaria sine qua non
La amiga interminada pasó a un segundo plano en este mundo de fantasmas...
Y en este maremagnum te das cuenta de quién está y quien no está y ¡Doy tantas gracias a Dios porque puso en mi camino a una personita tierna empeñada en que hay que salir de espirales malas malotas y disfrutar de la vida como llega! Gracias a ella, gracias a ti, a tus ánimos, a tu estar pendiente, a tu optimismo, a tu cariño, a tu ternura... Me planteo que quiero salir de esa espira autodestructiva, de ese agujero negro que me anula, que me subsume, que me consume...
Gracias por tu ayuda, por ponerme en camino... Por rescatar mi ilusión.
Trataré de relajarme ante la enfermedad de mi madre y su mal humor, ante los amigos "que no van", ante todo lo que no entiendo....
Y es necesario cambiar el chip, volvoreta, y volver a volar, aunque las alas sean tan frágiles que necesiten mucha mercromina y cariño para que puedas volver a volar....
Vales la pena, volvoreta, aunque no te lo creas... Gracias L. por recordármelo.
Fuente: http://tallerdeoracionpersonal.blogspot.com.es/2013/01/dar-paso-la-espiritualidad-del-disfrute.html