Parece que han comenzado a eclosionar de una vez todos los flemones que estaban infectando el tejido nacional. Por todos los rincones políticos aparecen corrupciones, malversaciones, defraudaciones, desfalcos… como lo queramos llamar. El dios dinero tiene muchos adoradores. Es la historia de siempre. Basta que nos pongan delante un “becerro de oro” para que nos pongamos tontos, y perdamos la vergüenza. Y detrás del ídolo viene todo lo demás.
Recuerdo que una dirigente socialista soltó al aire esta patochada: “El dinero público no es de nadie”. Y como no es de nadie, según creen algunos, pues aplicamos automáticamente aquel aforismo tan castellano: “Ave que vuela a la cazuela”. Y muchas aves han llenado bastantes cazuelas de alto rango, mientras el pueblo llano sufre la carencia más absoluta y tiene que recurrir a la cazuela de Cáritas, que se llena con la aportación generosa de los que adoran al verdadero Dios.
Leía el otro día una breve reflexión anónima titulada “Tú no necesitas tantas cosas”. Y dice:
Lo que necesitas verdaderamente el hombrees
El hombre no tiene muchas necesidades, pero tiene mucha necesidad.
El hombre necesita mucho, no muchas cosas.
Necesita de hombres, no de cosas.
Necesita de amigos, de presencias, de sonrisas, de cariño, de esperanza. Precisa de encuentros, de sentimientos, de ideales. Necesita de humanidad.
Por tanto, desnúdate de cosas y vístete de humanismo. Que tus manos estén vacías, pero que tu corazón esté lleno de nombres. No colecciones tesoros, sino amigos. No atesores acciones, sino relaciones. No multipliques intereses, sino personas.
Que tus manos se gasten en estrechar y en compartir.
Recordemos aquellas palabras de Jesucristo: “De qué te sirve ganar el mundo entero si pierdes tu alma”. Pero hay quien por un euro es capaz de vender su alma al diablo. Me lo decía hace poco un joven arrepentido de haber ofrecido al demonio su vida si le concedía lo que le estaba pidiendo. La verdad es que estaba desesperado y no sabía lo que decía, por eso se arrepintió. Pero la tentación está ahí, y muchos prohombres encaramados en el poder caen en la tentación del desierto: “Todo esto te daré si me adoras”.
Leía el domingo en un periódico las declaraciones de un gran empresario murciano, casado con una gran mujer Navarra. Tuve el gusto de hablar una vez con él en su despacho de la Factoría de Fuente Álamo en Murcia, en donde fabrica componentes para aviones y aerogeneradores. Es un hombre muy humano, inteligente y práctico. Se llama Manuel Torres.
Manifiesta con cierta sorna que cuando empezó a trabajar en los proyectos que tiene se reían de él afirmando que cómo un huertano les iba a enseñar a fabricar aviones, y le dije que la aeronáutica está en pañales, que dejaran de mirarse al ombligo… El estado del bienestar que se ha creado en estos tiempos es un espejismo que nos ha llevado a este desastre, y ahora la sociedad no se resigna a dar un paso atrás… Tener mucho dinero especulando no me sirve… Una empresa vale lo que vale el valor de sus hombres… El dinero es trabajo acumulado… El dinero es un medio, no un fin… Ha habido más ingenio para sacar figuras del deporte que de ciencia y tecnología… Cuando una cultura se entrega al becerro de oro y se olvida de los valores nos viene esto…¿Qué valores? Ética, moral y patria. En España no se puede hablar de Dios y la patria. Un pueblo que no se siente patriota está perdido.
Comenta que le invitaron hace poco a dar una conferencia en el corazón del separatismo, y dije: Las tribus ibéricas están revueltas. Las grandes tribus que rigen el destino de la humanidad, como China y Estados Unidos, se distinguen por su patriotismo… Los que andamos por el mundo echamos de menos pertenecer a un país honorable y respetado… Los políticos son necesarios, y deben ser buenos en lo que hacen. Pero la mayoría no tienen visión de futuro. Solo les preocupa el día a día. De futuro muchos no tienen ni idea… Preguntado por el dinero que tiene afirma: Muy poco. Nada. Las personas que valen no son dinero. No se cual es mi sueldo. Es mi mujer la que cobra… Soy rico en ilusiones, el mayor tesoro que se puede tener… No hay que ser pesimistas ni amargados. La gente feliz enriquece a las empresas. Buena lección para todos en estos momentos. Doy fe que este hombre es así, porque así le conocí y descubrí su personalidad.
Hombres de este talante hacen falta muchos. Son los que realmente alimentan sólidamente a la sociedad, sin necesidad de politiqueos y proyectos de humo. Nos preguntábamos ¿de quién es España? Indudablemente de todos, especialmente de quien la ama y la trabaja.
Juan García Inza