Si hoy es sábado, esto es el Termómetro de persecución religiosa, con los siguientes escenarios.
 
            En Egipto. Según la , cientos de musulmanes armados con martillos instigados por diversos imames de la aldea de Fanous, 130 kms. al sudoeste de El Cairo y de los poblados vecinos, destruyeron un local de servicios sociales perteneciente a la Iglesia copta. Cuando la policía, que no practicó detención alguna, llegó al lugar de los hechos, el local, de unos 100 metros cuadrados y con todos los permisos gubernamentales necesarios, se hallaba arrasado. En los últimos tiempos son varias las iglesias destruidas en Egipto. Sin un permiso gubernamental, que nunca es concedido, no se pueden reparar ni iglesias ni sinagogas.
 
            Sin salir de Egipto. Según asegura , el pasado lunes 14 el tribunal penal de Beni Suef, 115 kms. al sur de El Cairo condenó a Nadia Mohamed Ali y sus ocho hijos a 15 años de prisión por convertirse al cristianismo. Otras siete personas involucradas en el caso, funcionarios del registro civil, fueron condenados a cinco años de prisión. La cristiana Nadia Mohamed Ali se había convertido al islam para casarse con Mustafa Mohamed Abdel-Wahab, pero a la muerte de éste en 1991, regresó a su religión original, y con ella sus hijos. Los problemas comenzaron cuando en 2006, y después de sustituir ella y sus hijos sus nombres musulmanes en sus tarjetas de identidad con la ayuda de siete empleados del registro, uno de sus hijos fue detenido por la policía, que desconfiaba de los documentos que portaba. Interrogado por los agentes confesó su conversión, ante lo cual, el juez detuvo a la madre, a todos sus hijos y a los funcionarios del registro civil que cambiaron los documentos. La condean podría haber sido aún peor, pues la sharía, fuente de derecho reconocida en la nueva constitución egipcia, habría castigado la apostasía con la muerte.
 

           En Europa. Según informa The Daily Telegraph, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha fallado a favor del derecho de Nadia Eweida a portar un crucifijo en el lugar de trabajo. Nadia había sido despedida de British Airways por negarse a quitarse una cadena con una cruz. El mismo tribunal denegaba, sin embargo, el de la enfermera Shirley Chaplin a hacer lo propio, pues según la sentencia, a ella sí se le podría hacer requerimiento tal por razones “sanitarias o de seguridad”. La sentencia desestima asimismo el recurso de Lillian Ladelle, empleada municipal a la que se despidió por no querer celebrar “ceremonias de unión civil” entre personas del mismo sexo, y el de Gary McFarlane, psicólogo despedido por afirmar en un curso de formación que él objetaría si tuviera que tratar de problemas sexuales con parejas homosexuales, negando a ambos la cláusula de objeción de conciencia. Destaca el Daily Telegraph que mientras David Cameron afirmaba que iba a cambiar la ley para permitir que los trabajadores portaran signos religiosos en el trabajo, los abogados del estado británico se personaban ante el tribunal europeo para defender la decisión de los tribunales británicos avalando los despidos.
 
            En Laos. Según el diario digital , los cristianos reclaman al Presidente Choummaly Sayasone una investigación sobre la desaparición de una familia cristiana formada por el padre, de nombre Boontheong, su esposa y su hijo de siete años, cuyo rastro se perdió en 2004 cuando fueron encerrados en prisión. A pesar de que el art. 43 de la Constitución reformada de 2003 de Laos establece “el derecho fundamental de cada ciudadano a creer o no creer en religiones”, el gobierno comunista del país ha sido muy condescendiente hasta la fecha con el acoso y las agresiones contra los cristianos del país.
 
            En Nepal. “Aunque Nepal se declaró un estado laico hace más de cinco años, no sentimos estar viviendo en un estado laico” ha afirmado C.B. Gahatraj, secretario general de la Federation Nacional de Cristianos del Nepal, quien añadía. “Ni siquiera tenemos un cementerio para enterrar a nuestros muertos”. El pasado mes de abril, el Gobierno firmó un acuerdo de seis puntos con los cristianos, prometiéndoles un cementerio en Lalitpur, a las afueras de Katmandú y el reconocimiento de sus iglesias. Y aunque “se suponía que el acuerdo entraba en vigor inmediatamente, nada es lo que se ha hecho hasta ahora” añade Gahatraj. Por si todo ello fuera poco, la Alianza Evangélica Mundial denuncia que mientras el censo registra una cifra de apenas 375.699, los cristianos del país son en realidad dos millones doscientos mil. El artículo 23 de la Constitución del país, protege el derecho a “profesar y practicar” la propia religión, pero sólo aquélla “recibida de los tiempos antiguos de acuerdo a la tradición social y cultural”, lo que en la práctica proscribe el derecho a cambiar de religión. Por otro lado, el Gobierno estudia una amnistía que afectaría al grupo hinduista Nepal Defence Army, cuyo jefe Ram Prasad Mainali fue detenido en 2009 por explosionar una bomba en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Katmandú, asesinando a un niño y una mujer.
 
            En Colombia. La viuda del cristiano protestante Nelson Ramos asesinado hace dos años por guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Alicia Castilla, fue tiroteada en Arauca por activistas del grupo delante de sus hijos, los cuales han sido conminados a abandonar la ciudad en el plazo de tres días, según informan fuentes de la ONG Open Doors. El ELN opera en la frontera centro-oriental con Venezuela, rica en recursos petrolíferos, y atacan a los protestantes porque según sostienen y señala Open Doors, “tienen el cerebro lavado por la Biblia y nunca apoyarán la revolución”.
  

           En Malasia. Según el , a los cristianos malayos les ha sido prohibido el uso de la palabra árabe “Allah”, que después de todo, no significa otra cosa que Dios, por una fatua del Sultán de Selangor, Sharafuddin Idris Shah. Según el sultán, “Allah” es una palabra sagrada que sólo puede ser usada por los musulmanes. La organización que representa a los protestantes de Malasia informa de que los cristianos del país han estado usando la palabra para referirse a Dios durante siglos. En Malasia, un 61,4% de la población es musulmana, porcentaje suficiente para que el islam sea reconocido como la religión oficial, y aunque teóricamente se reconoce la libertad religiosa, son muchas sus restricciones, como por ejemplo, que los cristianos no pueden llevar a cabo proselitismo alguno, y los nacidos musulmanes no pueden abandonar dicha religión, bajo pena de prisión.
 
            En Mali. Mientras los guerrilleros del grupo islamista Ansar Dine que pretenden implantar un estado tuareg en el norte del país, se adueñan de la situación y continúan imponiendo la sharía, los cristianos abandonan la zona. Paul Estabrooks de Open Doors USA denuncia que “la primera cosa que hacen [los guerrilleros] es una especie de limpieza étnico-religiosa. Miran casa por casa. Y avisan a los cristianos que si no abandonan el Nuevo país, los matarán. ¡Y no bromean! -añade- muchos cristianos han sido ya asesinados, otros gravemente heridos”. En la lista de países con persecución religiosa elaborada por Open Doors, Mali ha pasado de no figurar a ocupar el 7º puesto. Estos días, el mundo acude estupefacto al espectáculo de amputaciones y flagelaciones en aplicación de la sharía en el país.
 
            En Túnez. Una de persecución de musulmanes contra musulmanes. Según informa ABC, grupos de radicales salafistas armados que los consideran impíos, han devastado e incendiado otro mausoleo islámico en el que se guardaban los restos de santones locales, los que en español acostumbran a llamarse “morabitos”. El hecho ha ocurrido en Sidi Bou Said, barrio turístico de la capital de Túnez, donde los ciudadanos expresaron su cólera contra las autoridades del partido islamista Ennahda en el poder, mientras el ministro del Interior afirmaba que “no es misión de las fuerzas de seguridad” proteger los enterramientos de santos musulmanes, objeto desde hace meses de ataques salafistas.
 
            Y en Tibet. Según informa Asia News, de nuevo una persona se ha autoinmolado prendiéndose fuego para pedir la libertad del Tibet y el retorno del Dalai Lama. Se trata en este caso de un joven de 19 años, identificado como Tseba. El suceso ocurrió en Sangchu, una de las zonas más golpeadas con el drama de las autoinmolaciones que con ésta, se elevan ya a 96 en el Tibet.
 
 
 
            ©L.A.
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