He leído atentamente a José Alberto y Jesús García. El primero calificando de “patata caliente” la cuestión planteada a la Santa Sede con  Medjugorje, y el segundo replicando irónicamente con la afirmación de que se deberían “prohibir las apariciones de la Virgen “. Quiero aportar modestamente mi criterio como conocedor y estudioso del tema.

   Todas las apariciones de la Virgen habidas a lo largo de la historia han suscitado polémicas y oposición frontal. Por un lado los que creen en la posibilidad de las mismas y por otros los que las ponen en duda por razones teológicas, por prudencia pastoral, o por falta de fe. El caso es que la Virgen, siempre que se asoma a la tierra arma el cisco. ¡Pobre Madre! Desde la Virgen del Pilar, que fue la primera, hasta Medjugorje que ocurre cada día, ha habido controversias. ¿Qué ocurre con Medjugorje? Respondo con varios capítulos para enfocar ordenadamente el tema tan popular y delicado. Vaya por delante mi devoción sincera a María, Reina de la Paz.

1.       Hace ya bastantes años que fui a Medjugorje por primera vez. Desde entonces voy todos los años. ¿Qué vi allí? Al menos una presencia fuerte de la Virgen María, y una piedad eucarística y mariana de gran envergadura pastoral. Estuve en los lugares de las supuestas apariciones. El espíritu de sacrificio de la gente no se explica si no hay dentro una fe sólida.

Vi a muchos sacerdotes, cientos, que escuchaban la Palabra de Dios, rezabn, celebraban la Eucaristía, confesaban  y oían confesiones,  adoraban al Santísimo. Vi muchas conversiones, una liturgia muy bien cuidada, una adoración al Santísimo que realmente conmovía. Una comunidad de religiosos franciscanos atendiendo la Parroquia con celo apostólico. Vi un ambiente de respeto y alegría en el pequeño pueblo de Medjugorje que te hacía sentirte en tu propia casa. Todo aquello ganó mi corazón sacerdotal.

2.       Pero, ¿vi a la Virgen? No ciertamente. Como la inmensa mayoría de los peregrinos, no vi a la Virgen. Ta poco era esa mi intención. Sencillamente acepté con fe el testimonio de los videntes, como hice en Lourdes y en Fátima. Tampoco veo a Jesucristo en la Eucaristía, y creo en su presencia. Una cosa me quedó clara: Medjugorje es un pueblo en donde vive la Virgen, o se vive con la Virgen. Algunos peregrinos, ciertamente, va con el afán de ver, y puede que vean cosas raras. Pero más que a ver, hay que ir a sentir y disfrutar de la paz que  nos regala la Virgen.

3.       Pero, ¿es cierto que la Virgen se aparece? Sor Emmanuel, religiosa que lleva allí muchos años atendiendo a videntes y peregrinos, dice que ella no ha visto nunca a la Virgen, pero que siente su presencia. Yo estoy convencido de que allí se apareció la Virgen, como en Lourdes y en Fátima, y que los videntes dan testimonio unánime de ello. Algunos de ellos afirman ver a la Gospa cada día, y en días señalados, y reciben mensajes para nosotros. Pero esto no es “dogma de fe”.  Es posible que así sea, de ahí el fenómeno peculiar de Medjugorje que anda estudiando la Santa Sede. Lo puedes creer o no, y no pasa nada. Medjugorje, con apariciones diarias o sin ellas, seguirá siendo un Santuario mariano de primer orden.

4.       ¿Qué pensar de los mensajes? Los mensajes son correctos. Es bueno meditarlos, pero no son “Palabra de Dios”. Tal vez haya un exceso de mensajes, un tanto repetitivos, pero la Virgen tampoco impone la obligación de aceptarlos a pié juntillas, aunque las llamadas que nos hacen, la indicaciones y las sugerencias nos vienen muy bien para la reflexión personal y la conversión. Habrá que esperar a que cesen para analizarlos en su conjunto. Este es uno de los objetivos de la Comisión especial.

5.       ¿Qué pensar de la Comisión Pontificia? La Iglesia está acostumbrada a llevar entre sus manos alguna “patata caliente”. En los últimos años más de una. Las Comisiones ayudan al Santo  Padre a dilucidar sobre los problemas que se presentan. Esto siempre supone una preocupación, pero se termina encontrando la solución, para ello se cuenta con el Espíritu Santo. Lo que ocurre es que no es lo mismo tratar un asunto tangible, que algo tan misterioso y trascendental como es una aparición. Es una cuestión vidriosa, y se ha de jugar con el testimonio de primera mano de los videntes, los expertos, la doctrina, los testigos, y el sentido común. Está en juego una verdad sobrenatural y el bien de muchas almas.

¿Qué ha hecho la Comisión? Ha investigado con precisión hechos y personas. Los videntes han pasado uno por uno ante el tribunal de expertos. Ha tenido conocimiento de primera mano de todo los que sucede en Medjugorje. Es consciente de todo el bien que allí están recibiendo millones de personas. No sería justo cerrar precipitadamente  el caso en falso. En conciencia se plantean que están juzgando la veracidad de las intenciones del Cielo. Habrán estudiado a fondo los mensajes, los casos extraordinarios, los testimonios más contundentes… Y tras largas sesiones de debate interno han llegado a una conclusión. ¿Cuál? No ha salido a la luz pública, pero se puede entrever del conjunto del caso juzgado. En primer lugar su resolución tiene el rango de consultiva. Será la Congregación para la Doctrina de la Fe, la que dictamine en su día. En definitiva es el Papa quien tiene la última palabra.

     ¿Se puede sacar alguna conjetura sobre el informe? A título  personal me atrevería a decir que la Comisión ha comprobado la ortodoxia de todo lo estudiado. Que es muy probable que la Virgen se aparezca tal y como testimonian los videntes. Pero todavía es aventurado dar un juicio definitivo teniendo en cuenta que el fenómeno Medjugorje sigue vivo, no es un caso cerrado. Los mensajes son diarios, y sería aventurado dar una aprobación definitiva sin comprobar los futuros mensajes. La Comisión creo que dirá que consta que no hay nada contra la fe. Perece que hay coherencia en todo. Los frutos son buenos, excelentes. El fenómeno pastoral está siendo bien administrado por la Comunidad de Franciscanos de la Parroquia. No hay peligro de herejía, ni mucho menos de cisma, todo lo contrario. Teólogos de renombre, y miembros de la Jerarquía están a favor. Juan Pablo II tenía un gran aprecio a Medjugorje. Todo está bien, pero conviene esperar. Hay que dejar que Medjugorje siga siendo un Santuario vivo de la Virgen, y que los fieles de todo el mundo reciban el don de la Gracia de manos de María reina de la Paz. Y considero que es un detalle de prudencia no dejar en mal lugar al obispo del lugar, mientras esté en activo, que nunca aceptó las apariciones. Bastante tiene con verse privado de la jurisdicción sobre este caso. Una dilación, durante un tiempo razonable, en un ambiente de paz será lo más aconsejable. Dios dirá cuando será el momento oportuno de decir la última palabra. Medjugorje sigue siendo lo que es: Un Santuario de  la Reina de la Paz.
Juan García Inza