Ante esta situación de espera de una declaración de parte de la Iglesia desde luego que aguardar un poco más no quita ni pone a una situación que lleva demasiados años pululando por el ambiente sin que nadie termine definitivamente de meterle mano.
Michael Davies, tradicionalista británico, describió en Medjugorje after Twenty-One Years —1981-2002 cómo las supuestas apariciones se estaban convirtiendo en un fait accompli para la Iglesia, pues ante la pasividad eclesial se estaba dando carta de naturaleza en la iglesia a las mismas a base de hechos consumados.
Realmente cualquiera que estudie el fenómeno con algo de objetividad y sentido común reconocerá que no es precisamente una realidad pacífica, sino que más bien a su alrededor se producen polémicas, contradicciones, acérrimas luchas, críticas, alabanzas, justificaciones y absolutizaciones.
Personalmente ya me he posicionado claramente en posts anteriores, y sinceramente estoy convencido de que nada de lo que se pueda decir va a añadir nada más que reiterar una polémica que se reproduce allá donde se glosa el fenómeno.
Lo que está claro es que la situación es engorrosa y está enfangada por muchas razones.
Los dos obispos consecutivos de Mostar en el tiempo de las apariciones, confirmados por la Santa Sede en su cargo en lo que parece una patente autorización, se han pronunciado tajantemente. Cualquiera que lea la página del obispado de Mostar verá que allí se habla muy fuertemente y muy claro en contra del fenómeno.
Ninguna de las tres comisiones habidas ha cerrado definitivamente el caso y sus conclusiones siempre dejan abierta la puerta- involuntariamente para mi gusto- a interpretaciones partidistas tanto positivas como negativas.
Los peregrinos que acuden son miles y pese a las directrices de la Conferencia Episcopal Yugoslava se han organizado abiertamente peregrinaciones de todos lados que llegan a ser acompañadas por personajes de la talla del Cardenal Christoph Schönborn, quien se permite desautorizar al obispo local con su presencia para luego pedir perdón por carta al mismo.
Los testimonios de conversiones personales son constantes, y se habla de abundantes curaciones, aunque como Davies señala cuando el Bureau Medicale de Lourdes examinó los supuestos, no pudo certificar ni una sola.
Si seguimos hablando de embrollos, hasta los exorcistas más reputados están encontrados a la hora de hablar de Medjugorje. Monseñor Andrea Gemma, obispo emérito de Isernia-Venafro y reconocido exorcista califica a las apariciones de “un fenómeno absolutamente diabólico”. Como contrapunto, don Grabiel Amorth exorcista de Roma, ha declarado: “Medjugorje es una fortaleza contra Satanás” llegando a decir que “ignorar las apariciones de Medjugore es imperdonable para los cristianos”.
Obviaré las consideraciones que me merecen tales declaraciones a la luz de lo que enseña la Iglesia sobre la obligatoriedad o no de las revelaciones privadas.
Para mí si algo está claro es que si hubiera que discernir los fenómenos por el fruto que producen habría que tomar muy en cuenta también la división que generan, porque también es un fruto.
Quien no quiera ver el hecho objetivo de que hay polémica y el agua está tan agitada que todo luce muy turbio a través de ella, está demostrando muy poca objetividad en el asunto, independientemente de que le guste más o menos.
Con tanta gente encontrada con respecto al fenómeno entiendo que toda delicadeza sea poca, aunque también deseo que prime la verdad por encima de irenismos y posturas de perfil a la italiana por parte de la comisión responsable.
La Iglesia puede y debe pronunciarse siendo preocupante que un fenómeno pueda tomar la magnitud que éste ha tomado sin que se den unas directrices meridianamente claras que no dejen lugar a interpretaciones.
Como decía el Maestro: vuestro sí que sea sí, vuestro no que sea no…
¿Habrá alguna solución de compromiso que evite el revuelo que a buen seguro provocaría tanto una resolución negativa como una positiva?
Algunos dicen que Ruini ya la tomó al ponerse de perfil con el tema de la Virgen de Cittávecchia, tan conocido en Italia, directamente relacionado con Medjugorje.
Reconocerán conmigo que el tema no es nada fácil, sino más bien una patata caliente de espectaculares dimensiones…