Centró su homilía en el pasaje "El que os llama es fiel" (1 Ts 5,24) y a través de este breve texto hizo un profundo repaso al significado y expectativas que debe tener el Adviento en todos nosotros. Paso a reseñar algunos fragmentos interesantes de la homilía:
“Dios no se ha cerrado en su Cielo, se ha inclinado sobre el acontecer del hombre: un misterio grande que llega a superar cada posible espera. Dios entra en el tiempo del hombre en el modo más inesperado: haciéndose niño y recorriendo las etapas de la vida humana, para que toda la nuestra existencia, espíritu, alma y cuerpo - como nos ha recordado san Pablo - pueda conservarse irreprensible y ser elevada a la altura de Dios. Y todo esto lo hace por su amor fiel hacia la humanidad. ”
Dirigiéndose a los estudiantes universitarios, Benedicto XVI pronunció las siguientes palabras:
“Ustedes están viviendo el tiempo de la preparación a las grandes elecciones de su vida y al servicio en la Iglesia y en la sociedad. Esta tarde pueden experimentar que no están solos: están con ustedes los docentes, los capellanes universitarios, los animadores de los colegios. ¡Está con ustedes el Papa! Y, sobre todo, están inseridos en la gran comunidad académica romana, en la cual es posible caminar en la oración, en la búsqueda, en la comparación, en el testimonio al Evangelio. Es un regalo precioso para su vida; sépanlo ver como una señal de la fidelidad de Dios, que les ofrece ocasiones para conformar su existencia a aquella de Cristo, para dejarse santificar por Él hasta la perfección ( cfr 1 Ts 5,23. )”
El Santo Padre hace llegar a estos jóvenes un mensaje muy especial: “no están solos”, están dentro de una comunidad que ora y en la que es posible encontrar al Señor y dar testimonio del Evangelio. Esta comunidad que disfrutan los estudiantes romanos, no es algo común dentro de las universidades, sino es un objetivo a conseguir. El laicismo ha atomizado a los creyentes dentro de la universidad, haciendo difícil que se conozcan y se integren en una comunidad que acompañe a los estudiantes, profesores y trabajadores que desean vivir su fe dentro del mundo académico. La indiferencia se ha convertido en la actitud más frecuente, llevando a muchas personas a vivir una doble vida: la de 6 días de la semana y la del domingo. Esta dicotomía de nuestro ser, no puede llevarnos más allá de la desesperanza y al enfriamiento de la Fe.
“Queridos amigos, vivimos en un contexto en el que a menudo encontramos la indiferencia hacia Dios. Pero pienso que en la profundidad de cuantos - también entre sus coetáneos - viven la lejanía de Dios, existe una nostalgia interior de infinito, de transcendencia. A ustedes la tarea de testimoniar en las aulas universitarias el Dios cercano, que se manifiesta también en la búsqueda de la verdad, alma de cada empeño intelectual. Para tal propósito expreso mi complacencia y mi estímulo por el programa de pastoral universitaria titulado: "El Padre lo vio desde lejos. El hoy del hombre, el hoy de Dios", propuesto por la Oficina de la pastoral universitaria de la Vicaría de Roma. ”
¿Cómo superar la indiferencia hacia Dios? ¿Cómo mostrar a tantas personas que ese vacío que sienten, es un vacío de Dios? Los programas de pastoral universitaria, como el que el Papa indica, ayudan a que los creyentes tengan un espacio donde vivir su Fe y conformar una comunidad que dé respuesta a la necesidad de sentirse acompañado, valorado y apoyado. Esta comunidad se convertirá un elemento imprescindible dentro del diálogo fe-cultura.
“Reflexionar sobre la Fe, en este año de la Fe, es la invitación que deseo dirigir a toda la comunidad académica de Roma. El continuo diálogo entre las Universidades estatales o privadas y aquéllas pontificias deja esperar en una presencia cada vez más significativa de la Iglesia en el ámbito de la cultura, no solo romana, sino italiana e internacional. Las Semanas culturales y el Simposio internacional de los docentes que se desarrollará en junio próximo, serán un ejemplo de esta experiencia, que espero pueda realizarse en todas las ciudades universitarias donde están presentes ateneos estatales, privados y pontificios.”
Es estupendo conocer que en Roma y en muchas Diócesis, se están moviendo para que en las universidades también se sepa que estamos celebrando en Año de la Fe y que el diálogo Fe-Cultura-Ciencia se convierta en el protagonista de la vida universitaria. Pero no nos podemos quedar en el mero activismo. Es necesario que la oración sea una parte importante de nuestra vida y por ello no está de más unirnos a Benedicto XVI en la plegaria final de la homilía:
“A María, Sede de la Sabiduría, confío a todos ustedes y a sus seres queridos; el estudio, la enseñanza, la vida de los Ateneos; especialmente el itinerario de formación y testimonio en este Año de la fe. Las lámparas que llevarán en sus capellanías siempre sean alimentadas por su Fe humilde pero plena de adoración, para que cada uno de ustedes sea una luz de esperanza y paz en el entorno universitario.”