No hay forma más eficaz de complicarse la vida que ser (y mantenerse) en actitud “bellotera”, (ver anterior post "El bellotero"). Esta es la tesis que pretendo demostrar y es justamente la contraria a lo que estos individuos afirman, cuando se le habla de Dios o de Cristianismo, con eso de: … ¡Oye, a mi no me compliques la vida, que yo estoy bien como estoy y no me planteo cambiar!
Y cuando se le muestra lo absurdo de su conducta, totalmente impropia de un ser humano, responde con el corolario de la mentalidad belloteril: “...soy feliz así, no quiero problemas”.
Claro está que no quieres problemas. Ni yo tampoco. Pero resulta que los problemas ya los tienes, y grandes, y están creciendo cada día. Y hay mucha gente organizándote el mundo y no te va a gustar lo que te están preparando.
Tres ejemplos como botón de muestra.
1º.- Divorcio: seguramente el “bellotero” hace años pensaba en contraer matrimonio, pero llegaron unos y le cambiaron lo de matrimonio por “pareja”. Y así él dejó de tener mujer y campaba tranquilo viviendo “en pareja”. Hoy está divorciado, le entrega la mitad del sueldo al amante de su “expareja” y un juez determina su vida.
2º.- Telebasura: nuestro amigo el bellotero ha educado a sus hijos “como mis padres me educaron a mí” pero mira por donde el resultado no es el mismo: él siempre respetó a sus padres y aprendió unos valores que ahora no parecen existir. Y es que alguien cambió aquellos simpáticos programas y series de TV por otra parrilla televisiva. Hoy se encuentra con que sus hijos le faltan al respeto, le explotan vilmente, van a su rollo, su casa parece una fonda… y ni rastro de “los valores”.
3º.- Eutanasia: bueno al menos -podría pensar- tendré una jubilación y una vejez tranquila viviendo en paz mis últimos días. Pues no, nuestro bellotero (que seguramente vio morir a su abuela en casa, entre los suyos) no parece que vaya a correr la misma suerte. Alguien cambió lo de cuidar a los padres hasta el final e inventó el “segundo hogar” donde sus seres queridos le aparcarán “caritativamente” y donde esperará en soledad la muerte, y eso si tiene suerte y a esas alturas de su vida unos “solidarios” políticos no han aprobado ya las leyes de “muerte digna” que aceleren este proceso para evitarle “sufrimientos innecesarios” (conocido es el caso de Holanda) o por el “bien común”.
Esta lista de “problemas” podría aumentarse bastante, pero no hace falta. No hay más que abrir los ojos y mirar alrededor.
La cuestión no es, pues, si quieres o no “problemas”, pues ya los tienes. Y creciendo. La cuestión es si les vas a hacer frente o vas a usar la táctica del avestruz: esconder la cabeza e ignorarlos.
Porthos